La gama del Ford Mustang, hasta ahora, estaba formada únicamente por dos versiones, una de acceso con motor 2.3 EcoBoost y el todopoderoso GT, con un bloque V8. El hueco y diferencia de potencia entre ambos era considerable, algo que Ford ha remediado lanzado el paquete High Performance para el pequeño.
El nombre resulta conocido puesto que la marca ya ofrecía el pack para el GT, pero en la variante inferior sirve para elevar la potencia del propulsor 2.3 tetracilíndrico hasta los 335 CV, mientras que conserva los 475 Nm de par máximo que tenía hasta ahora. Sin embargo, mejora la manera en la que entrega la potencia, disponible al 90% entre las 2.500 y las 5.300 revoluciones.
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El bloque consigue este aumento gracias a una recalibración y a la instalación de un turbo un 5% mayor y un radiador más grande. El motor se puede combinar con una caja de cambios manual de seis velocidades o con una automática de 10, y la marca estadounidense afirma que es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en menos de cinco segundos.
Las mejoras, eso sí, no afectan solo al propulsor. También implican la llegada de elementos del Ford Mustang GT: los discos de freno delanteros tienen 353 mm de diámetro y están mordidos por pinzas de mayor tamaño, y las barras estabilizadoras tienen un grosor de 32 y 24 milímetros en el eje delantero y trasero, respectivamente. Además, este Mustang monta un diferencial autoblocante y calza llantas de aluminio de 19 pulgadas.
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