Todavía quedan cosas interesantes por ver que se presentaron la semana pasada en el Salón del Automóvil de Los Ángeles. Si coges un modelo mítico como el Ford Mustang, le sumas el talento de un diseñador como Henrik Fisker y confías en un especialista en la marca del óvalo como Galpin Auto Sports para el apartado mecánico, el resultado tiene que ser bueno si o sí.
Y en esta ocasión tiene nombre y apellidos: Galpin Fisker Rocket. Para el ojo inexperto puede pasar por un Mustang normal, pero tiene multitud de detalles que lo diferencian a nivel estético. El principal es el frontal, que luce una parrilla hexagonal rediseñada, un paragolpes nuevo y gana volumen en el capó con dos entradas de aire. En el lateral destacan las llantas, unas ADv-1 de 21 pulgadas.
El habitáculo luce un llamativo color rojo en el cuero que tapiza tanto los asientos Recaro como los paneles de las puertas y la consola central. No faltan las inserciones de fibra de carbono en el salpicadero y se han cambiado los relojes de la instrumentación, que ahora tienen los números iluminados en verde.
El motor es el 5.0 V8 que monta el Mustang de serie, pero recibe las convenientes modificaciones para elevar su potencia hasta los 735 CV.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.