El peso es clave, o más bien la ligereza. En los coches pequeños, porque ayuda a bajar el consumo. En los deportivos, porque reduce las inercias y hace más fácil y segura la conducción. El Jaguar F-Type, la última joya de orfebrería de una de las marcas británicas icónicas, refleja a la perfección las ventajas de la reducción del peso. Y a pesar de su poderío mecánico, convierte la conducción en un placer, aunque solo para los privilegiados que puedan permitírselo: llegará en mayo con precios a partir de 84.400 euros.
Jaguar es la alternativa emergente al dominio de las marcas alemanas de prestigio. No tiene una gama tan amplia, pero su carácter minoritario le permite adoptar riesgos estéticos de los que huyen Audi, BMW, Mercedes o Porsche. Y alimenta sus ventas con quienes se cansan del continuismo estético de sus rivales.
El F-Type es el heredero del legendario E-Type, un icono de los años 60 por su avanzada tecnología y sus victorias en Le Mans. Este biplaza descapotable de 4,47 metros de largo se sitúa por debajo de los XK, los cupés 2+2 plazas de Jaguar, y a medio camino entre el Porsche Boxster y el 911 Cabrio (4,49 metros), aunque con precios mucho más asequibles que éste. Pero aporta también otros argumentos para competir, como el diseño, la calidad mecánica y sobre todo una facilidad de conducción sorprendente.
El descapotable británico estrena el nuevo lenguaje de diseño de los Jaguar más deportivos y muestra ese toque elegante y exquisito que distingue siempre a los mejores coches británicos. La línea con el morro largo, una capota ceñida y una zaga corta, recoge los cánones estéticos de los descapotables deportivos. Y el diseño de la parrilla, los faros rasgados y los pilotos traseros, estrechos y alargados, muestran el nuevo ADN de los cupés de la marca. El resultado es un modelo que reinterpreta la deportividad con una clase inconfundible.
La otra gran baza del F-Type es la ligereza, porque aparte de su carrocería de aluminio, ha recibido una profunda dieta para aligerar cada pieza. Este detalle se completa con una calidad mecánica sobresaliente que incluye tres motores sobrealimentados, cambio automático-secuencial de ocho marchas accionable en el volante, suspensiones de aluminio, frenos sobredimensionados… Sin embargo, lo más importante es que su arsenal tecnológico funciona en armonía y forma un cóctel equilibrado y exquisito con todo lo que se puede pedir a un superdeportivo a la última. Para empezar, tiene un interior muy cuidado, con los mandos orientados al conductor y ese aire exclusivo que aportan los materiales nobles que los británicos trabajan con maestría. Y destaca por su versatilidad, porque va igual de bien si se conduce despacio o deprisa. Así, se muestra muy cómodo y fácil de llevar a baja velocidad, incluso en ciudad. Y responde con una eficacia espectacular cuando se exploran sus límites en un circuito. Pero lo mejor es que lo hace todo sin grandes exigencias al conductor, porque tiene reacciones muy nobles, obedece con docilidad y no sacrifica el confort. La clave es su ajustado peso, que optimiza el rendimiento de motores, suspensiones, frenos…
La gama incluye tres motores sobrealimentados con cambio automático de ocho marchas. El F-Type lleva un 3.0 V6 de 340 CV (84.400 euros, 9 litros de media y 260 km/h); el F-Type S comparte el 3.0 V6, pero con 380 CV (97.500 euros, 9,1 litros y 275 km/h). Y el F-Type V8S equipa un 5.0 de 495 CV (114.600, 11,1 y 300 km/h.).
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