Las ITV están diseñadas para no forzar a los coches, pero ¿y si lo rompen? Así hay que actuar

La inspección técnica de vehículos (ITV) consiste en una serie de pruebas diseñadas para verificar que los vehículos se encuentran en condiciones óptimas para circular con seguridad. No obstante, surge una pregunta relevante: ¿qué sucede si el coche sufre algún daño durante el proceso de verificación?

En uno de sus vídeos de TikTok, la cuenta @la_itv cuenta las inquietudes de los conductores a la hora de superar este trámite: “Muchos me decís, por mensaje o en los comentarios, que en la ITV rompemos el coche: en concreto, con la prueba del foso. Vosotros creéis que con la fuerza que ejercemos rompemos el coche”.

Cada una de las pruebas está concebida para no ocasionar perjuicios al vehículo, abarcando desde los componentes mecánicos hasta el chasis y la carrocería. Aunque algunas comprobaciones puedan parecer agresivas, lo cierto es que los automóviles están expuestos a mayores riesgos al transitar por carreteras en mal estado.

¿Sufren los coches en la ITV?

Así lo confirman en el vídeo: “Aquí os enseño que el coche no sufre ningún tipo de movimiento, aun forzando las placas a tope y haciendo el movimiento completo”. Y da un dato: “El coche no sufre ningún tipo de desgaste y las piezas no sufren. De hecho, creo que no sufre más del tres o el 5% del esfuerzo que puede sufrir el coche en circunstancias de conducción normal”.

Aunque tranquilizan a los conductores (“Podéis ir a la ITV completamente tranquilos porque no hay ningún problema”) y aseguran que “en ningún momento se va a romper, siempre y cuando las cosas se hagan como deben hacerse”, el diseño de las pruebas no es infalible.

Daños derivados de las pruebas

Existe la posibilidad de que, durante alguna de las pruebas, el vehículo sufra daños. En caso de que se produzca un desperfecto atribuible a la actuación de un técnico (como la rotura de un limpiaparabrisas, una luna o un arañazo en la carrocería), será el seguro de la estación el encargado de asumir los costes de reparación.

La situación se complica si la avería se manifiesta tras la inspección, ya que el propietario deberá demostrar que el origen del problema fue una mala praxis durante la ITV. Para ello, será necesario acreditar que el vehículo se encontraba en perfecto estado al llegar a la estación y que el daño es consecuencia directa de la inspección. Si se dispone de pruebas, este es el procedimiento a seguir.

¿Cómo reclamar los daños causados en la ITV?

Dado que las ITV están gestionadas por cada comunidad autónoma, el proceso puede variar. No obstante, en términos generales, el primer paso suele ser la presentación de una hoja de reclamaciones. En este documento, además de los datos personales, se deben detallar los hechos y aportar toda la información que permita respaldarlos. El usuario debe conservar el original, mientras que las otras dos copias se entregan a la estación y al organismo competente.

La estación de ITV tiene la obligación de remitir esta tercera copia a la Dirección General de Industria de la comunidad autónoma correspondiente, junto con un informe explicativo de los hechos. El cumplimiento de este trámite se confirma cuando las autoridades emiten una respuesta oficial, en la que se comunica la decisión adoptada: si la avería fue consecuencia directa de la inspección y quién debe asumir los costes. En caso de disconformidad con la resolución, el afectado tiene la posibilidad de recurrir a la vía judicial.