Es el cristal más importante del coche. El parabrisas aporta visibilidad al conductor y le protege al mismo tiempo del azote del aire. También aloja sensores y cámaras vitales para el funcionamiento de las ayudas a la conducción, e incluso cumple cometidos estructurales, porque refuerza la carrocería y debe soportar la presión del airbag del pasajero.
Por seguridad y por evitar una multa, hay que mantenerlo en buen estado: según indica el artículo 19 del Reglamento General de Circulación, “la superficie acristalada del vehículo deberá permitir, en todo caso, la visibilidad diáfana del conductor”. Así las cosas, circular con el cristal con una capa de suciedad que dificulte la visión se puede transformar en una sanción de hasta 200 euros, sin pérdida de puntos.
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¿Qué pasa si se echa agua al limpiaparabrisas?
La solución más simple es el agua pura. Se trata de una opción barata al alcance de cualquiera. Cumple con el cometido, pero hay ciertos aspectos que juegan en su contra. Por una parte, puede congelarse en invierno; por otra, pueden formarse depósitos de cal que obstruyan los eyectores.
Para lidiar con lo primero, también es posible rellenar el depósito con agua y luego añadir unas gotas de anticongelante, lo que sirve como solución casera. A la larga, sin embargo, puede seguir causando problemas en el sistema: por ejemplo, que aparezcan restos de óxido.
Limpiaparabrisas caseros dañinos
Hay otras soluciones caseras, como una mezcla de agua con alcohol, que para ser óptima solo debe tener un 5% de este último. O la combinación de agua con limpiacristales, con dos tercios de la primera y un tercio del segundo.
Recurrir a productos domésticos siempre resulta socorrido, pero hay que tener cuidado, porque muchos de ellos pueden ser dañinos para el sistema, con efectos como el mencionado óxido o la corrosión. Los desengrasantes, por ejemplo, no son muy recomendables. En cierta cantidad, pueden producir mucha espuma, contraproducente a la hora de limpiar el parabrisas. En redes sociales abundan este tipo de consejos, por lo mismo hay que ser precavidos.
Entonces, ¿cuál elegir?
Lo más recomendable es comprar un líquido limpiaparabrisas específico, pues se venden en multitud de lugares (desde centros comerciales a gasolineras), son muy baratos (desde menos de un euro el litro) y cuentan con las propiedades necesarias para el buen funcionamiento.
No está demás pensar que elegir el líquido limpiaparabrisas adecuado depende de varios factores, como el clima. Por ejemplo, para climas fríos, se recomienda un líquido con anticongelante. Si es para una zona con temperaturas más cálidas, un líquido estándar o uno con tecnología hidrofóbica podría ser suficiente.
Algunos disponibles en el mercado:
- Líquidos a base de agua: son los más comunes y están compuestos principalmente de agua destilada con aditivos especiales para mejorar la limpieza.
- Líquidos concentrados: requieren diluirse con agua antes de su uso. Son económicos y efectivos.
- Líquidos anticongelantes: Ideales para climas fríos, ya que evitan que el líquido se congele en el depósito.
- Líquidos con tecnología hidrofóbica: Como el Krafft Rain X, que ayuda a repeler el agua y mejorar la visibilidad en condiciones de lluvia.
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