Echad un ojo a los principales fabricantes de automóviles generalistas y decidnos cuál de ellos no tiene un SUV del segmento B. ¿Difícil, no? Se trata de un nicho de mercado en boga desde hace unos años y que, aparentemente, todavía tiene espacio para seguir creciendo. Por ello es normal que todas las marcas quieran hacerse con un trozo del pastel.
La última en apuntarse es Mazda que, para crear su propio anti-Juke, ha aprovechado la base del recién estrenado Mazda2 y le ha añadido los correspondientes toques de todocamino para convertirlo en el CX-3. De hecho ambos modelos comparten la distancia entre ejes (2.570 mm) pero el todocamino es 215 mm más largo (4.275 mm de longitud) y 55 mm más alto (1.550 mm en total). Respecto al modelo situado justo por encima de él, el CX-5, es 280 mm más corto.
En cuanto al diseño, no hace falta pararse mucho para identificar el lenguaje KODOS tan presente en los últimos modelos de la marca. La configuración del frontal resulta famialiar, con la característica parrilla, aunque en esta ocasión totalmente cromada y con listones horizontales, unida a los pilotos, los faros antiniebla ocupando una posición parecida y una entrada de aire inferior que cubierta con el plástico negro protector que recorre todos los bajos y los pasos de rueda del coche. En la vista lateral lo más llamativo es el pilar C negro, y en la zaga destaca el difusor de mayor tamaño y las dos salidas de escape.
El interior es prácticamente idéntico al del Mazda2: sencillo, nada recargado, con la instrumentación formada por el tacómetro analógico y dos pantallas digitales, un head-up display, una pantalla a modo de consola central y, al menos en las imágenes mostradas, tapicería de cuero y molduras de aluminio.
Configurado de serie como un tracción delantera, se podrá elegir de manera opcional un sistema de tracción total mediante diferencial central, y también estarán disponibles opciones de transmisión manual o automática. Respecto a los motores, Mazda ha adelantado que en el mercado europeo se comercializarán dos versiones del SKYACTIV-G 2.0 y una del SKYACTIV-D 1.5, aunque no ha revelado en que potencias.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.