Los coches fúnebres más curiosos del mundo

De todos es sabido que un coche fúnebre es el vehículo utilizado para transportar un ataúd con los restos mortales de una persona que ha fallecido recientemente. Y suele reconocerse fácilmente por su chasis alargado tipo familiar.

Los primeros vehículos funerarios estaban tirados por caballos y se utilizaron en Inglaterra en el siglo XVI. Se tiene registro de los primeros coches fúnebres motorizados de mayo del año 1907 (según la revista Scientific American). Sin embargo, no fue hasta 1920 cuando se popularizaron lo suficiente como para sustituir a los tradicionales carros de caballos.

Hoy en día, está claro que el coche fúnebre por excelencia es el Mercedes. Y es que la marca se ha convertido desde hace ya varias décadas en un símbolo de estatus para los vivos y… para los muertos.

Y aunque la marca alemana, y en concreto su Clase E, es actualmente la más usada en este último trayecto, también otros modelos se han modificado para poder albergar un ataúd.

Este furgón ligero no solo hace una gran labor para el trabajo diario en múltiples negocios. Una funeraria argentina también lo ha modificado para atender este último servicio.

Uno de los deportivos más icónicos de la firma alemana, el Porsche Panamera, también puede servir para el traslado de difuntos con esta preparación. Puede que esté hecho para los fanáticos de la marca o para los que quieran llegar rápido a su última morada.

Otro gran turismo deportivo, esta vez italiano. El Maserati Ghibli también infunde un aire de distinción y exclusividad difícil de alcanzar por los más habituales Mercedes. Pero es difícil verlo más allá del país transalpino.

Visto en 2021 en el funeral del Duque de Edimburgo, este especial Defender fue creado por él mismo para sus exequias. Se trata de una versión abierta del Defender 130 chasis cabina, equipado con un motor diésel TD5.

En 1975, este Pegaso 3050 solo tuvo una misión: transportar el féretro de Francisco Franco desde la Plaza de Oriente a la basílica del Valle de los Caídos el día 23 de noviembre, el día del entierro. No volvió utilizarse para ningún otro funeral. Actualmente, se encuentra en el museo del cuartel de Torrejón de Ardoz (Madrid).

La moda eléctrica llega hasta los coches fúnebres. Y no solo este Nissan Leaf adaptado es 100% eléctrico, sino que es de color blanco, algo que tampoco es muy habitual, aunque ya cada vez más coches de este tipo son de este color. La empresa Funespaña tiene dos unidades en servicio y resultan perfectos para no hacer ruido a la entrada del cementerio.

Junto con el Leaf anterior, este Tesla entra en el camposanto con todo sigilo, sin romper la solemnidad del lugar. Se trata de la berlina más grande del fabricante americano que se ha alargado 80 centímetros para alcanzar los 5,77 metros tras esta adaptación.

Lo curioso de este Renault Fluence reconvertido en vehículo fúnebre es que también ha adaptado una zona bajo el ataúd, en un hueco sin cerrar y sin ventanas, para albergar las coronas de flores.

Si alguien no es muy aficionado a las grandes pompas ni a los vehículos de lujo, ni siquiera en este último traslado, se puede escoger este Dacia Logan preparado para ir al cementerio de forma humilde y económica.

No muchos saben que pueden realizar su último viaje a bordo de un sidecar acoplado a una motocicleta. Indicado para los más moteros, hay diferentes marcas como Harley-Davidson (en la imagen) o Triumph que cuentan con preparaciones de este estilo.