De Mansory, a estas alturas, poco hay que decir. El preparador está presentando constantemente nuevos trabajos y todos ellos, o al menos la mayoría, tienen en común que no dejan indiferente. Gusten o no, sus modificaciones son realmente llamativas y siempre abren debate.
Aunque nos tiene acostumbrados a ‘obras’ sobre modelos de Mercedes, también está abierto a otras marcas y vehículos, muestra de ello son los últimos Porsche Cayenne Turbo y S turbo en salir de su taller.
Ambas variantes comparten un agresivo kit de carrocería que cambio la mayoría de sus rasgos. Así, el frontal por debajo de los faros es casi irreconocible, con una masiva parrilla, un paragolpes completamente nuevo y rejillas de fibra de carbono. El material repite en el capó con entradas de aire, así como en los faldones laterales, el difusor trasero específico y el alerón. Redondean el conjunto unas llantas bitono negro/rojo de cinco radios disponibles varios tamaños.
Pero, aunque cueste creerlo, en esta preparación la estética es lo de menos, es el motor el que trae la sorpresa más agradable. El bloque lleva instalado el Powerbox, que afecta a la electrónica y se usa de manera tan simple como con enchufarlo. Esto supone un aumento sensible de potencia y par.
El Cayenne Turbo pasa de 520 CV y 750 Nm a 570 y 830, respectivamente. Y el Cayenne Turbo S deja atrás sus 570 CV y 800 Nm de serie para elevarse hasta los 620 y 870. Este último hace el 0-100 en 3,8 segundos.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.