Mazda CX-60: ligeros retoques para el SUV grande que aún apuesta por el diésel

El modelo japonés, con motores de gasóleo e híbrido enchufable, actualiza tanto su equipamiento como su puesta a punto.

Mazda CX-60
A nivel visual el Mazda CX-60 no cambia.

Cuando presentó el Mazda CX-60, la marca japonesa sorprendió al sector. En un mercado volcado en la electrificación, el fabricante nipón lanzó un SUV grande equipado con un motor diésel. Han pasado tres años desde su debut y para el nuevo curso la firma ha decidido poner al día su todocamino.

Desde el punto de vista estético la actualización es todavía más sutil de lo habitual, puesto que no hay ninguna modificación de diseño, siendo la única novedad la ampliación de la paleta de colores disponibles con la incorporación del Zircon Sand Metallic.

El interior también se mantiene inalterado, centrado en los acabados artesanales y presentando una configuración equilibrada entre el aspecto tecnológico y la presencia de botonería analógica.

El puesto de conducción se configura en torno a dos pantallas gemelas de 12,3 pulgadas, una para el cuadro de instrumentos y otra para el sistema multimedia, a las que se suma un Head-Up Display.

En lo que si ha introducido novedades Mazda es en uno de los seis acabados que conforman la gama del modelo, el Homura.

Éste ahora cuenta con asientos de napa negra con zonas interiores tapizadas en piel artificial de vinilo, paneles en tono negro mate con acabado metálico y tanto el techo y como los pilares lucen un revestimiento negro.

Los motores del Mazda CX-60

No hay cambios en la oferta de motorizaciones del SUV, con dos opciones diésel microhíbridas y una híbrida enchufable como tope de gama, por lo que todas ellas cuentan bien con la etiqueta Eco, bien con la etiqueta Cero de la Dirección General de Tráfico.

Las dos primeras comparten el motor e-Skyactiv D 3.3 de seis cilindros, que en una variante desarrolla 200 CV y en otra sube hasta los 254 CV. La primera siempre es tracción trasera y la segunda emplea un sistema de tracción integral, pero ambas se asocian en exclusiva a una caja de cambios automática de ocho relaciones, como también le ocurre a la PHEV.

Mazda CX-60

Ésta combina un motor gasolina 2.5 Skyactiv-G con un bloque eléctrico, desarrollando una potencia conjunta de 327 CV y un par máximo de 500 Nm. Monta una batería de 17,8 kWh gracias a la que puede circular en modo eléctrico durante hasta 63 kilómetros.  

Aunque los motores sean los mismos, si que se han introducido mejoras en la puesta a punto del vehículo, con la presencia de unos muelles más blandos y unos amortiguadores más firmes en la trasera, así como con un recalibrado de los sistemas de estabilidad.

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