Cada lanzamiento es importante para una marca. Pero, cada cierto tiempo, llega un modelo de especial relevancia, que sienta las bases de lo que está por venir para la empresa. El Mazda CX-60 es uno de esos coches para el fabricante japonés, un vehículo que añade nuevos conceptos a la filosofía de la firma y que confiere un salto de calidad en el aspecto tecnológico.
No solo en cuanto a la mecánica, puesto que entre su amplia variedad de motores se encuentra el primer sistema híbrido enchufable de la historia de la marca (que también es la mecánica más potente que jamás ha montado un Mazda de serie), sino por cómo se aplica a la experiencia de usuario, el entretenimiento, la conectividad y la seguridad.
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La conexión coche-conductor, personalizada
El concepto Jinba Ittai representa la conexión entre jinete y montura; aplicado al coche en los tiempos modernos, hace que la interacción entre ambos sea fluida y natural. Mazda adapta esta idea a sus modelos desde hace años, pero la incorporación del Sistema de Personalización del Conductor la lleva a un nivel superior.
Utilizando el sistema de reconocimiento facial y vocal, el vehículo identifica y distingue entre los usuarios habituales que tengan registrado su perfil, adecuando varios parámetros a sus preferencias: altura del asiento, posición del volante y los retrovisores, la altura del head-up display, climatización y hasta el sistema de sonido. De esta manera, automáticamente todo se encuentra a gusto del conductor nada más subir al vehículo.
Mayor visibilidad en las pantallas
Sin perder un ápice de su carácter tradicional y artesanal, que incluso se ve reforzado con la aplicación de los conceptos Kaichô y Musubu, se ha potenciado la presencia de las pantallas en el habitáculo.
El cuadro de instrumentos es completamente configurable en la información que muestra y tiene un tamaño de 12,3 pulgadas, dimensiones que replica la pantalla central del Mazda Connect, con un formato panorámico y situada en una posición que permite verla sin apenas desviar la vista de la carretera.
A esto también ayuda el mejorado Head-Up Display (HUD), que ahora es más grande y ha redistribuido los datos que ofrece, consiguiendo una mayor legibilidad y que toda la información imprescindible esté justo delante del conductor.
Un carácter para cada situación
El Mazda Intelligent Drive (Mi-Drive) perfecciona su fórmula ampliando hasta cinco los modos de conducción que ofrece, permitiendo adaptarse en cada momento a lo que demande la situación. Hay dos modos comunes a toda la gama (Normal y Sport), otros dos adicionales al equipar sistema AWD (Off-Road,Towing) y uno exclusivo de la mecánica híbrida enchufable (EV).
El modo Normal busca el equilibrio entre rendimiento, comodidad y eficiencia; presentándose como la opción predefinida. El Sport aumenta el dinamismo con una entrega de potencia más viva y la actuación de la tracción integral para tener un mayor agarre y estabilidad en todas las maniobras.
En Off-Road se ajustan todos los parámetros para lidiar con garantías con cualquier tipo de terreno irregular y situaciones difíciles. Towing, por su parte, modifica la entrega de par para remolcar peso con seguridad y mejora la estabilidad en línea recta.
Por último, con el EV el Mazda CX-60 híbrido enchufable puede circular como un vehículo completamente eléctrico hasta 63 kilómetros (hasta 68 kilómetros si solo se lleva a cabo circulación urbana).
Ver lo que parece invisible
En la conducción cada vez hay que ser más conscientes de lo que rodea al vehículo y sus ocupantes, con un tráfico que incluye más usuarios, muchos de ellos vulnerables, como ciclistas o usuarios de patinetes eléctricos. Para afrontar el reto toda ayuda es poca, y aquí es donde el arsenal tecnológico del CX-60 destaca: asistente de intersecciones, sistema de detección de peatones en la parte trasera, ayuda al salir del vehículo y cámaras que otorgan una visión de 360 grados alrededor del coche.
Estas últimas, mientras se circula a bajas velocidades, permiten disfrutar del See-Through View, que proyecta una imagen virtual de lo que hay por delante del frontal en la zona baja, mostrando posibles obstáculos que no se verían a simple vista, algo que es de gran utilidad en zonas estrechas o, sobre todo, si se sale del asfalto.
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