En 2015 conocimos la cuarta generación del Mazda MX-5, el descapotable más vendido del mundo que estrenaba un nuevo y muy acertado diseño. Con tres años en el mercado, una puesta al día se antojaba necesaria, pero la marca japonesa ha optado por no tocar lo que funciona y ofrecer un más y mejor.
Su estética permanece prácticamente inalterada, incluyéndose solo más opciones de personalización como un tono marrón para el techo de lona (exclusivo de la versión Nappa Edition) y colores tanto para las llantas de aleación como para la carrocería. el habitáculo también se mantiene fiel al previo, aunque se modifican elementos prácticos como los posavasos y los sistemas de ajuste de los asientos, así como un nuevo volante que se puede regular tanto en profundidad como en altura.
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La gama mecánica sigue formada en exclusiva por dos motores de gasolina, pero ambos reciben mejoras. El de acceso es un bloque 1.5 Skyactiv-G que ahora rinde 132 CV y 152 Nm de par, optimiza la respuesta del acelerador y permite que el descapotable pase de 0 a 100 km/h en 8,3 segundos, mientras que el RF (de techo duro retráctil) hace lo propio en 8,6.
Por encima se encuentra el 2.0 Skyactiv-G de 184 CV (+24) y 205 Nm, con el que ambas versiones pasan de 0 a 100 en 6,5 y 6,8 segundos respectivamente, a lo que se suma el RF con cambio automático, que completa el sprint en 7,9 segundos.
Por último, materia de equipamiento. Ahora todos los Mazda MX-5 cuentan de serie con compatibilidad Android Auto y Apple Car Play, mientras que el RF tiene como opción el i-Activesense, un paquete de ayudas y tecnología formado por faros adaptativos, sensores de luz y lluvia, asistencia de frenada en ciudad, cámara trasera, reconocimiento de señales de tráfico, sensores de aparcamiento, detector de fatiga y avisador de cambio involuntario de carril.
La horquilla de precios del MX-5 arranca en los 25.320 euros y llega hasta los 36.520 euros.
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