Algunos coches estacionados en Madrid han aparecido esta semana con multas falsas en su parabrisas. El Ayuntamiento alerta de una presunta estafa y muestra una de las notificaciones fraudulentas, que se han detectado en los últimos días en el distrito de Carabanchel.
Las fotocopias, con la parte trasera en blanco, simulan la sanción por su forma y su tamaño, y por un contenido de apariencia similar al de las notificaciones oficiales. El papel muestra un logotipo del Ayuntamiento, una presunta clave de infracción y el hecho denunciado. En el ejemplo que aporta el consistorio, el precepto infringido es una supuesta “orden de circulación” municipal.
También aparecen la cuantía de la sanción y el importe reducido por pronto pago, así como un código QR y una referencia. El Ayuntamiento advierte en un comunicado de que los boletines de denuncia de la Policía Municipal, los agentes de movilidad o los controladores del servicio de estacionamiento regulado no incorporan códigos.
Y “en ningún caso” –señala el consistorio– se debe escanear el QR. Sin embargo, la propia nota indica que ese elemento “remite a la web de pago de sanciones de Ayuntamiento sin que el receptor pueda realizar el abono”. De este modo, en apariencia, no hay posibilidad de engaño.
Multas pendientes de la DGT
La presunta estafa, de la que también se ha hecho eco en Twitter la Policía Nacional, sigue un esquema similar, aunque en papel, a los avisos por correo electrónico de multas pendientes de la Dirección General de Tráfico (DGT).
Esas campañas de fraude son cíclicas, masivas y mucho más peligrosas, y por lo común se basan en lo mismo: apariencia de realidad y amenaza. O invitación.
Los supuestos mensajes de la DGT –con el logo de Tráfico y el Ministerio del Interior–, anuncian a la víctima que tiene una multa pendiente de pagar o que su vehículo está inmovilizado, o ambas circunstancias a la vez, y le animan a pinchar en un enlace para solucionar el asunto.
Por culpa de ese clic, se abre la puerta a un software malicioso con el que se pretende robar datos personales o bancarios. Aunque un mensaje de este tipo tenga apariencia de oficialidad, siempre es falso. La DGT nunca comunica sus sanciones por correo electrónico.
Dirección electrónica vial
Las notificaciones llegan por correo certificado o al buzón de la dirección electrónica vial, pero también pueden consultarse en el tablón edictal de sanciones del Boletín Oficial del Estado.
Si la presunta multa no aparece en el tablón, no existe. Para comprobarlo, basta con conocer la matrícula del vehículo, el DNI o el nombre y los apellidos del propietario. No es necesario un certificado digital, porque los datos son públicos.
Para evitar un error con un aviso falso de multa (y desencadenar la instalación de un virus), el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) ofrece algunos trucos básicos. Por ejemplo, comprobar que el correo del remitente está bien escrito, tanto su nombre como el dominio (lo que aparece tras la @).
También se debe verificar que en el cuerpo del mensaje no hay errores gramaticales o un tono o vocabulario que no corresponden con el esperado. Y, en todo caso, se debe sospechar de cualquier llamada a la acción, como descargar un archivo, introducir datos personales o hacer clic en un enlace.
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Periodista especializado en seguridad vial. Editor y redactor de El Motor desde 2016. Empezó a escribir de fútbol en 1998 en Diario 16 y ha trabajado en varios proyectos de Prisa Media desde 2000. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, es autor de ‘Aquí no se rinde ni Dios’ (2020).