Aunque a primera vista la impresión es otra, los responsables de Land Rover aseguran que su nuevo Land Rover Discovery es incluso más capaz fuera del asfalto que los anteriores. Y no es una cuestión baladí, se trata de la quinta generación de un modelo legendario entre los 4×4, con más de un cuarto de siglo a sus espaldas demostrando su potencial como todoterreno genuino, un vehículo capaz, robusto, fiable y dispuesto siempre a todo, eficaz en carretera y no menos al abandonarla.
Su presentación en el Salón de París es el anticipo a una comercialización prevista en España para la primavera de 2017. Eso sí, ya se conoce que la oferta de precios arrancará en los 56.150 euros. Su desarrollo ha pretendido satisfacer las exigencias de una nueva estirpe de usuarios de estos SUV, en los que la polivalencia y el confort se dan la mano con la habitabilidad, el equipamiento y la eficiencia.
Es por ello que este Land Rover Discovery nada tiene que ver con sus ilustres predecesores, empezando por un diseño que renuncia a las formas rectilíneas para identificarse con las últimas creaciones de la marca, como la ya conocida variante Sport.
Parece un coche más para el día a día y menos aventurero, con opción de montar hasta siete plazas y un maletero que puede llegar (en la configuración más generosa) a los 2.500 litros. La conectividad es otro de los pilares de un interior cuidado con esmero, como demuestran sus nueve puertos USB, un punto de acceso WiFi 3G para ocho dispositivos o seis puntos de carga de 12 voltios.
La eficiencia, cómo no, ha sido también un argumento irrenunciable para los creadores del Land Rover Discovery. Un coche grande (por tres centímetros no llega a los cinco metros de longitud), pero ligero gracias a una estructura de aluminio que reduce el peso en nada menos que 480 kilos.
Es ahora claramente más aerodinámico y a ello se suman cuatro motores que buscan el mejor rendimiento con el mínimo consumo: tres de ellos de gasóleo (180, 240 y 258 CV) y otro de gasolina de tres litros de cubicaje y 340 CV. En todos los casos, con cambio automático de ocho velocidades y, por supuesto, tracción a las cuatro ruedas con diferencial central de serie.
Con tales cualidades y semejante versatilidad podría parecer que se trata de un 4×4 “descafeinado”. Sin embargo, en Land Rover insisten en justo lo contrario al afirmar con rotundidad que el nuevo Discovery es “uno de los vehículos con mayores capacidades todoterreno de la historia”.
Argumentan la aseveración refiriéndose a los ángulos clave de su carrocería (ataque, ventral y salida), su profundidad de vadeo y altura libre al suelo, la tracción total permanente con caja transfer de dos velocidades, la suspensión neumática y una evolución en su reputado sistema de control electrónico Terrain Response 2, ideado para adaptar los parámetros fundamentales del vehículo a la circulación por gravilla, nieve, barro, arena, rocas…
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, X o Instagram