¿Por qué los Porsche son los únicos coches que se arrancan con la mano izquierda?

En la mayoría de los turismos, la llave de contacto está a la derecha del volante, pero en los modelos de la marca alemana se sitúa del lado contrario.

Quien haya conducido por primera vez un Porsche, seguramente habrá perdido algún tiempo buscando dónde insertar la llave de contacto. Habitualmente, la cerradura que permite desbloquear el antirrobo de la dirección y arrancar el motor suele estar en el lado derecho del volante. Menos en los Porsche. 

Esta peculiar disposición del contacto en los modelos de la marca de Stuttgart es ya una larga tradición que se remonta a sus orígenes. El primer 356 de 1948, precursor de la saga 911, ya adoptó esta disposición, aunque al principio en algunas versiones y en otros modelos como el 550 Spyder curiosamente la invirtió, situando en estos casos la llave a la derecha. 

¿Cuál fue el motivo del fabricante alemán para mantener desde entonces el contacto a la izquierda del volante? Las leyendas urbanas siempre han sostenido que fue una exigencia de la competición, de los tiempos en que en las carreras de resistencia los pilotos tenían que atravesar la pista corriendo a pie hasta sus coches. 

Ahorro de materiales

Arrancar el motor con la mano izquierda les permitiría engranar al tiempo una marcha con la derecha y conseguir ganar así un tiempo valioso en la salida. Sin embargo, esta no es la verdadera razón de que Porsche haya llevado siempre la contraria con la ubicación de este elemento sobre el salpicadero. 

Menos romántica que la alusión a aquellas míticas carreras, la verdadera explicación es más simple y de puro orden económico. La racionalidad de la ingeniería alemana y el ahorro de materiales, impuesto por las carencias de suministro tras la Segunda Guerra Mundial, hicieron que los ingenieros simplificaran al máximo el circuito eléctrico de sus coches. 

Situar el contacto a la izquierda del volante ahorraba algunos centímetros de valioso cable de cobre y además facilitaba a los mecánicos el arranque cuando se realizaban operaciones de mantenimiento en el motor.

De hecho, Porsche no decidió competir en la especialidad de resistencia hasta 1951, cuando disputó por primera vez las 24 Horas de Le Mans. Es decir, tres años después de lanzar al mercado el modelo 356. 

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