Precios de los combustibles: por qué suben y cuánto lo hacen

La Comisión Europea publicó el pasado día 31 de enero su último informe sobre el precio de los combustibles en su territorio, constándose su imparable ascenso a causa de la subida del barril de petróleo. En concreto, el precio medio de la gasolina de 95 octanos en los países miembros se fijó en 1,680 euros el litro, siendo el del diésel de 1,567 euros el litro.

La mayor demanda de combustibles motivada por la recuperación económica tras la pandemia ha provocado este encarecimiento del crudo, pagándose esta semana más de 91 dólares por barril y con previsiones de que pueda alcanzar los 100 dólares en las próximas semanas. No hay perspectivas de mejora en este sentido, ya que la escasez no ha generado reacción alguna en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

En España, la situación es la misma que en el resto de los países de su entorno. El precio medio de los dos combustibles principales está por debajo de la media, pero en el caso de la gasolina ha superado su máximo histórico. Los 1,538 euros por litro que señalaba la Unión Europea este lunes se sitúan por encima de los 1,522 euros que alcanzó en septiembre de 2012.

En el caso del diésel el precio español es de 1,422 euros por litro, con lo que roza los 1,444 euros que marcó en ese mismo mes de septiembre de 2012. Con todo ello, llenar un depósito con gasolina es esta semana un 25,3% más caro que hace un año y un 28,6% con gasóleo.

¿Dónde es más caro y barato repostar?

Respecto al resto de los Estados miembros, los precios (siempre incluyendo los impuestos correspondientes) sufren algunas oscilaciones aunque siempre por encima de la barrera del euro. Bulgaria es donde se vende la gasolina a mejor precio, con un promedio de 1,240 euros por litro, mientras que el diésel más barato se encuentra en Malta, a 1,210 euros.

En el extremo opuesto se sitúa Países Bajos, que es el único país donde la gasolina supera los dos euros por litro, en concreto 2,010 euros. En cuanto al diésel, son lo suecos quienes pagan un precio más alto por los repostajes, al situarse este combustible en 2,023 euros por litro.

España se sitúa, por tanto, en la zona media de la tabla comunitaria. Ello se debe a que la presión fiscal sobre los combustibles, aun siendo elevada, es inferior a la habitual en otros países de la Unión Europea.