Qué es la normativa CAFE y por qué hace temblar al sector del automóvil

Las nuevas exigencias de emisiones que entrarán en vigor en 2025 ponen en una situación delicada al sector en Europa.

Trafico

Desde el 1 de enero del próximo año, los fabricantes de automóviles deberán cumplir con mayores exigencias en la media de emisiones de CO2 de sus productos. La Unión Europea establece para entonces un promedio límite de 93,6 gramos por kilómetro para todos los coches que se vendan en su territorio, lo que representa una reducción de 23,5 gramos respecto al actual tope de 115,1 gramos.

Son imposiciones que llegan por la conocida como normativa CAFE, por las siglas en inglés de Clean Air For Europa (aire limpio para Europa), que desde 2020 estableció los límites progresivos que deberán asumir los fabricantes en el camino de la descarbonización de sus vehículos. Todo un reto para el sector, ya que exige que la venta de vehículos eléctricos o electrificados en el mayor grado posible se incrementen exponencialmente para evitar sanciones que pueden llegar a ser multimillonarias.

Faconauto, la patronal de los concesionarios españoles, advierte de que para alcanzar el objetivo del próximo año los coches eléctricos puros deberían tener una penetración próxima al 25%, que nada tiene que ver con el 5% actual: serían unas 236.000 unidades, frente a las 70.000 que se pronostican para 2025.

El problema consiguiente a esta situación es doblemente preocupante. Si no se compran suficientes automóviles eléctricos, a las marcas solo les queda una opción para esquivar las multas europeas: vender menos coches de combustión para evitar que sus emisiones se disparen. Según los cálculos de Faconauto, en España se debería reducir la matriculación de nada menos que 175.000 coches de combustión para cumplir los objetivos de la normativa CAFE.

Los efectos negativos de este escenario son evidentes. La caída de ventas perjudicaría a la producción y comercialización de vehículos, además de retrasar la electrificación del parque, así como su renovación. Los clientes verán limitado el acceso a modelos de combustión y muchos pueden elegir retrasar su compra a la espera de una coyuntura con menos incertidumbres.

Marta Blázquez, presidenta de Faconauto, ha explicado así las dificultades a las que se enfrenta el sector: “Las multas pueden acarrear consecuencias negativas, como que se reduzca la producción de vehículos de combustión, lo que conllevaría perder matriculaciones y, en consecuencia, riesgo para el empleo. Necesitamos un equilibrio entre las exigencias medioambientales y la disposición del sector para adaptarse a la capacidad y las necesidades de los clientes. Además, es clave garantizar una transición ordenada para que la caída de las ventas de vehículos de combustión no desestabilice el mercado.”

La patronal invita a los consumidores a renovar sus vehículos con tecnologías avanzadas que no necesariamente debe ser el coche 100% eléctrico, que califican inviable en estos momentos para el 75% de los automovilistas. Así, tranquilizan a los compradores con relación a las tecnologías de combustión e híbrida, recordando que su uso se encuentra garantizado hasta 2050.

Y todo ello sin olvidar que son muchos los que consideran que los plazos establecidos en la actualidad podrían variar ante presiones de la industria o la realidad social en torno a la movilidad.

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