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La mayoría de compradores de automóviles sigue apostando por un motor de combustión a la hora de renovar su vehículo. Y la elección entre gasolina o diésel depende de diversos factores, como el rendimiento, el tipo de uso del vehículo o las preferencias del cliente en cuanto a las respuestas, pero fundamentalmente la decisión viene condicionada por el consumo.
Los diésel ofrecen un gasto de combustible más bajo. Y aunque en algunas ocasiones es más caro que la gasolina, por lo general el precio del gasoil es inferior.
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En cuanto al argumentos medioambiental, hay dudas. Los motores de gasóleo están en entredicho desde 2015, cuando se inició el escándalo del Dieselgate. Entonces el gasóleo fue demonizado por el mayor efecto negativo de sus emisiones en comparación con los alimentados por gasolina. Sobre todo por liberar más cantidad de partículas sólidas a la atmósfera, una contaminación muy nociva para la salud.
En su descargo, hay que decir que los motores diésel de última generación, y que cumplen las normas Euro 7, son equiparables en emisiones a los de gasolina. La clave es que van equipados con un filtro de partículas que reduce al mínimo este tipo de emisiones.
Diferencias entre la gasolina y el diésel
La principal diferencia al usar uno u otro tipo de motor está en el propio carburante, por lo que se debe poner mucha atención al repostar. Equivocarse en el surtidor de la gasolinera puede estropear el motor.
La gasolina es un combustible formado por hidrocarburos más ligeros, mientras que el gasóleo está compuesto de moléculas más pesadas. Como en el caso de la gasolina también son obtenidas por la destilación del petróleo bruto.
La diferencia de funcionamiento mecánico entre ambos tipos de motor no se reduce al combustible empleado. En el motor de gasolina, el carburante se mezcla con el aire dentro de los cilindros y, una vez comprimida la mezcla por el pistón, se detona mediante la chispa de una bujía.
Por el contrario, en los diésel, el gasóleo se inyecta justo después de comprimir el aire, provocando así una autodetonación sin necesidad de recurrir a una bujía.
Al conducirlos, también se aprecian particularidades propias de cada tipo de motor. En general, los de gasolina alcanzan potencias superiores y presentan una personalidad más dinámica. Aceleran más rápido y requieren más revoluciones para entregar toda su potencia.
Mientras, los motores diésel responden mejor a bajo y medio régimen. No alcanzan tantas vueltas como los de gasolina, pero obtienen su principal ventaja al registrar consumos inferiores.
En conclusión: ¿cuál elegir?
La elección entre un coche de gasolina o diésel se centra, sobre todo, en el uso que se le vaya a dar. La elección de versiones diésel, que suelen ser más caras que las de gasolina, solo se justifican si se van a recorrer más de 20.000 kilómetros anuales.
Esa distancia permitirá amortizar la diferencia de precio por el menor coste del gasóleo, pero hay que ajustar cada vez más este cálculo por los recientes incrementos en el precio del diésel, con una tendencia progresiva a equipararse al de la gasolina.
Antes de decidirse también habrá que tener en cuenta que los motores de gasolina suelen tener un coste de mantenimiento menor. También se debe considerar la generalizada tendencia a la baja en la demanda de los coches con motor diésel, que les perjudica directamente en su futura depreciación en el mercado de segunda mano.
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