El gusto estético es algo completamente subjetivo, pero hay ciertos puntos en los que el sentir general coincide. Hablar de los coches más feos de la historia siempre es algo complejo, pero hay determinados modelos sobre los que hay un consenso general. ¿Qué ocurriría si se combinasen los rasgos de estos automóviles poco agraciados?
La respuesta es el Deformis 10, un ejercicio de diseño que surge de la mezcla de los coches más feos considerados según el análisis llevado a cabo por Hippo Leasing.
La denominación del modelo procede de la palabra latina que siginifica ‘feo’ y del número vehículos que han aportado su granito de arena al resultado final. En algunos casos, la aportación es más que clara, pero en otros solo los más avezados pueden reconocer de dónde salen esta o aquella parte.
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Desde la compañía especializada en leasing apuntan que la base de todo el coche es el Nissan Juke, aunque en términos globales nada en su silueta así lo demuestra. Del SUV japonés, concretamente de su primera generación, se pueden apreciar el capó y los faros delanteros.
La aportación del Pontiac Aztek
También en el frontal es muy característica la parrilla que pertenece al Chrysler PT Cruiser. Un poco más abajo y algo menos reconocible, el paragolpes delantero pertenece a generaciones pasadas del Toyota Prius. En la misma línea, los grupos ópticos principales proceden del Ford Scorpio, mientras que la abombada forma del parabrisas delantero corresponde al Fiat Multipla original.
Hay otro modelo de Nissan que hace una aportación significativa, el peculiar Cube, del que se toma la forma del techo, así como la particular zona acristalada lateral que llega hasta la zaga. El diseño de las llantas se ha tomado del AMC Pacer. Y, sobre estas, solo para el ojo más entrenado, los pasos de rueda son del Pontiac Aztek, conocido a nivel mundial desde su aparición en Breaking Bad.
El Honda Civic Type R aporta los faldones laterales, que distan de ser el elemento más feo del coche, pero que parecen fuera de lugar en un vehículo así. Ya en la zona trasera, tanto el paragolpes como los pilotos pertenecen al Ssangyong Rodius.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.