De un tiempo a esta parte, de vez en cuando, las gasolineras se convierten en el escenario perfecto para intentar sacar algún rédito de forma ilegal. Hay timos de todo tipo, pero hay uno que ha sido registrado por las autoridades puede salir muy caro a las víctimas.
Bautizado como el timo del cambio de surtidor, esta estafa se ha convertido en una tendencia creciente en Estados Unidos. Concretamente, la Policía de Pensilvania ha recibido varias denuncias de conductores que lo han vivido en primera persona.
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El timo del cambio de surtidor
La estafa funciona de esta manera. Los delincuentes eligen un objetivo: un conductor que está llenando el depósito. A continuación, se acercan y le ofrecen ayuda para llevar a cabo esta operación.
Cuando, por fin, tienen el control físico del surtidor de combustible y su víctima se va, no colocan la boquilla para finalizar el repostaje. Lo mantienen activo para ofrecer el servicio a los próximos conductores.
Pago en efectivo
Normalmente, piden dinero en efectivo para llenarles el depósito. ¿La razón? Así se aseguran más repostajes ilegales antes de que el surtidor deje de funcionar o lleguen al límite establecido por el conductor original. Cabe recordar que en muchas gasolineras hay que efectuar un abono previo y, posteriormente, se lleva a cabo una devolución automática del dinero sobrante.
Finalmente, los delincuentes abandonan la gasolinera y sus víctimas tardan varios días en darse cuenta del timo. Son conscientes de ello cuando se hace efectivo el pago con la tarjeta y ven que, en lugar de haber repostado la cantidad marcada, la cifra es muy superior.
¿Cómo evitar este timo en la gasolinera?
Por extraño que parezca, el último timo de moda en las gasolineras de EE UU, ha sucedido las suficientes veces como para que las autoridades están advirtiendo sobre ello y dando consejos para evitar convertirse en futuras víctimas.
La American Broadcasting Company (ABC) ha recogido el caso de Susan Mancill, que ha explicado cómo su repostaje de 35 dólares se convirtió en uno de 165 (150 euros al día de hoy). Alguien se acercó y le ofreció ayuda para echar gasolina. Ella la rechazó, pero el sospechoso le quitó el surtidor cuando iba a colocarlo. Días después vio el cargo en la tarjeta de crédito.
Las autoridades policiales estadounidenses señalan que los delincuentes “suelen ser muy insistentes e ignoran las negativas de sus víctimas”. Aconsejan, por otro lado, que los conductores coloquen la boquilla en el surtidor, finalicen la operación e impriman el ‘ticket’.
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Desde que aprendió a hablar y escribir, una de sus pasiones siempre fue contar todo lo que pasaba a su alrededor. Hizo las maletas y cambió Zaragoza por Madrid para estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Antes de graduarse, el mundo del motor se cruzó en su camino… y nunca lo ha abandonado.