Como dispositivo antirrobo, probablemente no tenga rival. Los ingenieros de Toyota están ensayando con una tecnología que incluye gas lacrimógeno para evitar arranques “ilegítimos” del coche. En pocas palabras, cuando los sensores del vehículo detectan un intento de robo, un programa informático bloquea el motor y dispensa el gas en el habitáculo. El fabricante, de hecho, ya ha registrado este sistema en la Oficina de Patentes de Estados Unidos.
Esta método de defensa que ha desarrollado la marca japonesa forma parte en realidad de una tecnología mucho más completa, capaz de emitir olores agradables o vapores más agresivos según la necesidad.
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De este modo, el dispensador de fragancias, si se puede llamar así, se comunica con la “terminal de datos móviles” de los ocupantes, en palabras de la patente, y un “controlador” asigna aromas concretos a cada persona que pueda utilizar el coche. En palabras menos técnicas: el cerebro informático del vehículo detecta el teléfono del usuario y perfuma el habitáculo con la fragancia correspondiente.
La nueva tecnología ideada por Toyota permite establecer varios olores diferentes para conductores y pasajeros registrados, que el sistema reconocerá en cuanto ingresen en el vehículo. Además, la patente también menciona un programa desodorizante para emitirlo en la cabina del coche y dejarlo en modo neutro después de cada utilización. Una manera de eliminar los efluvios ajenos o, directamente, los menos agradables (comida, mascotas, etc.)
La aplicación antirrobo funciona cuando alguien intenta arrancar el coche sin contar con uno de los teminales previamente registrados. En ese momento, el motor queda bloqueado y el interior se llena de un desagradable gas lacrimógeno.
Que este proyecto esté patentado no quiere decir que se lleve a la práctica, pero, en todo caso, cuenta con ese modo seguro que genera, al menos, un par de dudas. ¿Qué ocurre cuando un conductor habitual sube al coche sin el móvil en el bolsillo? ¿Se hace imprescindible utilizar el gas si el sistema se encarga de inmovilizar el motor? El texto de la patente no responde a estas preguntas, pero sí sugiere, al menos, que se utilicen “cloroacetofenona o similares, que se sabe que tiene relativamente pocos efectos secundarios en los seres humanos”.
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