Poco a poco el coche eléctrico va sumando compradores en España. Aunque el camino para electrificar completamente el parque automovilista va a ser largo, las ventas empiezan a coger velocidad.
Así, según los últimos datos de la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (AEDIVE) y la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos (GANVAM), las cifras de ventas de los coches eléctricos marcaron 3.554 unidades en julio. Un incremento del 66% respecto al mismo periodo del pasado año.
De esta manera, el porcentaje de modelos eléctricos, sobre el total de ventas, asciende al 4.38%. Comparado con los países punteros de la Unión Europea, España todavía se encuentra lejos, pero la tendencia está claramente al alza.
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Consumo de batería
Las recargas de los vehículos eléctricos, sumado a la escasez de puntos en la red vial estatal, sigue siendo alguno de los frenos que esgrimen los usuarios a la hora de dar el salto a la movilidad eléctrica. Aunque como coches urbanos, ahora mismo no tienen rival, ya que el recorrido medio diario de un conductor de las grandes ciudades se sitúa alrededor de los 50 kilómetros.
El problema llega a la hora de afrontar viajes largos. Muchas acciones cotidianas en el automóvil reducen la capacidad de la batería. Por ejemplo, conectar el aire acondicionado, poner cualquier dispositivo móvil a cargar afecta a la batería. Así mismo, cargar mucho el coche u ocupar todas las plazas con pasajeros también incide negativamente.
En definitiva, cualquier elemento que consuma energía, que disminuya la aerodinámica del vehículo o incluso el tiempo atmosférico en la ruta, siempre incidirán algo en la duración de la batería.
Tiempos de carga
Los tiempos de carga de los coches eléctricos son muy dispares. Tanto el tamaño de la batería como la potencia del punto dónde se va a efectuar la recarga, marcan la duración del trámite. Por ello es importante conocer si se puede acelerar el proceso.
Para recargar cualquier vehículo eléctrico o híbrido enchufable hay que usar un punto de carga. Este puede estar ubicado en la vivienda o en un enchufe público. Para ello es necesario conocer las distintas alternativas:
- Toma doméstica: es un enchufe tradicional para el que no se requiere ninguna instalación. Con este enchufe estándar solo se carga a una potencia de 2,3 kW, por lo que la recuperación de la energía será muy lenta. Solo debe enchufarse con el cable suministrado por la marca del vehículo. Así mismo, la conexión tiene que ser directa al enchufe, sin alargadores ni regletas.
- Toma reforzada: cuenta con las mismas ventajas de la toma doméstica. Sigue siendo un enchufe habitual en las viviendas para el que no se requiere una obra de instalación. Sin embargo, con este modelo se carga el coche de manera algo más rápida.
- Punto de recarga individual: requiere una instalación con una pequeña obra. El coste supera los 1.000 euros, pero, a cambio, ofrece recargas más rápidas. Los más comunes son de 7,4 kW, 11 kW y hasta 22 kW. Para llegar a esta última potencia de 22 kW, hay que asociarlo a una red trifásica, en vez de la monofásica típica. A mayor potencia, más caro será el punto de carga.
- Punto de recarga rápidos/superrápidos: se encuentran en gasolineras, en las calles y red de carreteras. Para su uso es necesario contar con la aplicación del suministrador para efectuar el pago. Estos puntos ofrecen potencias por encima de los 22 kW y que pueden llegar hasta los 350 kW. Comparados con el punto de recarga individual, que necesita de media unas ocho horas, hacerlo en estos postes reduce el tiempo a menos de media hora, sobre todo si se efectúa una recarga parcial (del 20 al 80%).
¿Qué coches admiten recargas rápidas?
Conocer si un automóvil permite la conexión a los postes de recarga rápidos/superrápidos es muy sencillo. Por un lado, el manual del usuario indicará la potencia máxima a la que se puede recargar la batería. Esto es muy importante para no pasarse y quemarla.
Si no se tiene acceso al manual del usuario, el otro truco para conocer si se puede enchufar a uno de estos postes de carga rápida/superrápida es todavía más fácil. Tan solo hay que abrir la tapa que encierra la entrada de la manguera, por dónde se conecta el coche eléctrico a la red y comprobar si cuenta con una entrada para un conector estándar europeo CCS2 o combo.
Si el vehículo dispone de esta conexión, que cuenta con dos orificios paralelos debajo del conector típico (denominado Menekes) el coche puede recibir una recarga rápida sin que afecte a la vida de la batería.
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