Entre los meses de enero y junio, los coches eléctricos sumaron en España 16.741 unidades matriculadas, un 53,1% más que en el año anterior. Y, aunque todavía generan muchas dudas, los modelos sin emisiones van ganando presencia en el mercado poco a poco.
Para quien se decida por un automóvil de este tipo, ¿cómo debe enfrentarse a la primera recarga? Se trata de un proceso relativamente simple, pero exige seguir un procedimiento sencillo para evitar sustos.
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¿Cómo se carga un coche eléctrico?
Para recargar cualquier vehículo (eléctrico o híbrido enchufable) hay que usar un punto de carga. Este puede estar ubicado en la vivienda o en un enchufe público. En el primer caso, conviene conocer las distintas alternativas:
- Toma doméstica: es un enchufe tradicional para el que no se requiere ninguna instalación. Con este enchufe estándar solo se carga a una potencia de 2,3 kW, por lo que la recuperación de la energía será muy lenta. Solo debe enchufarse con el cable suministrado por la marca del vehículo. Así mismo, la conexión tiene que ser directa al enchufe, sin alargadores ni regletas.
- Toma reforzada: cuenta con las mismas ventajas de la toma doméstica. Sigue siendo un enchufe habitual en las viviendas para el que no se requiere una obra de instalación. Sin embargo, con este modelo se carga el coche de manera más rápida.
- Punto de recarga individual: requiere una instalación con una pequeña obra. El coste suele superar los 1.000 euros, pero, a cambio, ofrece recargas más rápidas. Los más habituales son de 7,4 kW, 11 kW y hasta 22 kW. Para llegar a esta última potencia de 22 kW, hay que asociarlo a una red trifásica, en vez de la monofásica típica. A mayor potencia, más caro será el punto de carga.
Tipos de conectores
Aunque en el mercado hay alguno más, los tipos de enchufes más usados por la industria del automóvil en Europa son tres. Estos se adaptan a los cargadores más empleados:
- Schuko: es el enchufe doméstico. Cargar el coche en el mismo sitio en el que se carga el teléfono móvil es una solución recomendable solo para la recarga ocasional.
- Mennekes: también denominado Tipo 2. Es el más usado por los vehículos que no admiten cargas rápidas por encima de los 43 kW. Es ideal para modelos de carácter urbano que no cuentan con una gran batería.
- CCS: llamado también Combo 2. Está especialmente indicado para los coches que resisten potencias de carga en corriente continua por encima de los 50 kW. Cuentan con una pequeña tapa debajo del conector Mennekes que da acceso a dos bornes extra para cargas mucho más rápidas.
Estos conectores van asociados a un cable por donde pasa la corriente. Algunos puntos de recarga de pago pueden que no cuenten con cable integrado, por lo que hay que llevarlo siempre en el maletero del automóvil. Esto sucede, por ejemplo, en los puntos de recarga de centros comerciales.
Estos cables no siempre están incluidos en el equipamiento de serie del coche. Lo más normal es contar con un cable con conector doméstico en un extremo, el transformador para hacer frente a la carga y un Mennekes en el otro extremo para conectar al automóvil. El cable para cargas más rápidas es opcional en algunos modelos y su precio oscila entre los 300 y los 450 euros.
Consejos para recargar un coche eléctrico
Las recargas no ofrecen ninguna dificultad y se ejecutan de forma sencilla, pero hay que evitar algunos errores para no sufrir riesgos innecesarios.
- Muy importante: primero hay que enchufar el cable al punto de carga y después al coche.
- Recargar la batería hasta el 80%, sobre todo en postes rápidos. El almacenamiento de energía es mucho más lento en el tramo final y somete a la batería a un sobrecalentamiento.
- Elegir postes domésticos o de carga lenta para las recargas habituales.
- Evitar que la batería se descargue por completo.
- Mantener la batería habitualmente entre el 20% y el 80%.
- No dejar el coche más de 15 días sin cargar.
- Evitar aparcar el coche eléctrico en lugares con temperaturas muy altas o muy bajas.
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Entusiasta del motor en toda su magnitud, preferiblemente los V12. Le dijeron que cuatro ruedas eran mejor que dos, por eso se compró otra moto. Claro que también le apasiona cuando van las cuatro juntas. Ha trabajado como creativo publicitario para muchas marcas de coches y motos e hizo la mili en esto de juntar letras en la editorial Luike.