En los últimos años, sobre todo al calor de la oleada de coches eléctricos, son muchas las pequeñas compañías que han presentado al mundo sus primeros modelos. En algunos casos los han llevado a buen puerto, pero en otros han fallado por el camino. Sobre todo, por no conseguir financiación suficiente, independientemente del método que se empleara para ello.
El caso de Lightyear es uno de los de éxito, puesto que, tras mostrar un prototipo, la marca recibió una enorme cantidad de pedidos. Y, de hecho, hace apenas tres meses comenzaron la producción del Lightyear 0 y lo hicieron realidad.
Precisamente por eso, nadie esperaba el último giro de los acontecimientos. Hace unos días, la dirección de la compañía declaraba por sorpresa el cese de la producción del coche solar, señalando como primer y único motivo para ello el hecho de decidir centrarse en la fabricación del Lightyear 2, un modelo mucho más asequible.
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Y es que mientras el 0 se posicionaba como el buque insignia de la marca con un precio nada de 250.000 euros, el 2 se presentaba como un modelo mucho más racional y asequible, con una tarifa de unos 40.000 euros.
Este último había abierto sus pedidos en el reciente CES de Las Vegas y había despertado mucho interés (Arval había pedido una flota de 10.000 unidades), pero las dudas radicaban en qué iba a pasar con aquellos compradores que habían realizado la reserva y desembolsado el coste de sus Lightyear 0.
Una empresa en bancarrota
Con todo en el aire, solo han pasado unos días para que haya salido a la luz la realidad: Atlas Technologies, la empresa que estaba detrás del proyecto, se ha declarado en bancarrota.
Por el momento, se ha suspendido toda la producción y se desconoce qué va a pasar, aunque es posible que se busque un nuevo inversor que intente transformar el realidad el proyecto, pues la tecnología ya está desarrollada.
Se trata de un varapalo para el avance del coche solar. 2023 parecía ser su año grande, pues también llegarán a producción, al menos en teoría, el Aptera y el Sono Sion.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.