Se incorporó a la entonces Fasa-Renault en su Valladolid natal nada más terminar su carrera de Económicas, en 1976. Desde entonces ha vivido de cerca todos los vaivenes comerciales de un sector complejo y difícil, pero que “engancha”. Las circunstancias actuales son un capítulo más.
Pregunta. Les ha costado, pero por fin han conseguido un plan de ayudas a la compra. ¿Cubre sus expectativas o esperaban algo más?
Respuesta. Un plan como el PIVE es algo más que una ayuda económica. Es la unión de esfuerzos del Ministerio de Industria, de los fabricantes, del resto de las asociaciones del sector, de los concesionarios. Y todos vamos a una. Es un buen plan porque, al final, todos los fabricantes seguimos con los esfuerzos económicos que se suman a los del plan. Y eso hace que sea un magnífico momento para cambiar de coche. Pero hay que darle a cada uno lo suyo, y es una iniciativa del Ministerio de Industria casi inesperada en la última parte del año, con las medidas de recorte que se están aplicando. En las conversaciones que tuvimos en el ministerio prácticamente aceptaron todas las sugerencias. Ha habido una respuesta muy positiva, especialmente de Luis Valero [director general de Industria], por todo el conocimiento que tiene del sector y no se ha quedado nada en el tintero. Uno de los aspectos importantes era que afectara al menos al 65% de todos modelos y así ha sido. Y los seminuevos de un año.
P. ¿Cree que se alcanzarán pronto las 75.000 ventas previstas?
R. Sí. Creo que se pueden lograr los 75.000 coches antes de fin de año, porque de alguna manera el mercado estaba esperando algo. Pensábamos que se había dejado para el año que viene, pero el haberlo anticipado va a paliar algo el desastre del año que llevamos en cuanto al número de unidades vendidas. El canal de particulares está cayendo de una manera tremenda, por encima del 35% o el 40%, y este plan va dirigido precisamente a ellos, a las pymes, autónomos, etcétera. El canal de empresas va más ligado a la situación económica y subirá en el momento que mejore la actividad económica en general.
P. Pero cuando el plan anterior
–2000E– se vendían un millón de coches, de los que 600.000 era a particulares. Ahora se venden 700.000 y solo 300.000 a particulares.
R. Eso es lo que se estaba vendiendo hasta ahora, pero hay que tener en cuenta que el 42% del parque tiene más de diez años y desgraciadamente hoy se ven por la carretera coches parados, como hace mucho tiempo que no se veían. Hay nueve millones de coches de más de 12 años. Es una buena oportunidad para ellos, porque no hablamos de comprar cochazos, son coches normales. Para llegar a los 75.000, hay una parte que se acogerá al plan de forma natural por tener el coche antiguo y se sumará otro tanto. De todas maneras, si no se acaba en diciembre, se agotará en enero. Llegar a 75.000 operaciones entre nueve millones posibles, no es nada. El plan tiene un efecto acordeón notable, por los que habían pospuesto la compra y los que la adelanten por si se acaba.
P. Pero con el Plan PIVE no se solucionan todos los problemas. Es un número limitado de operaciones. ¿Están pensando ya en el siguiente?
R. Como decía un antiguo director financiero de esta empresa, en el automóvil hay que jugar como en el tenis: punto a punto. Por tanto, vamos a intentar sacar el máximo partido del PIVE. Vamos a demostrar al Gobierno que tiene éxito, y tiempo tendremos para nuevos planteamientos.
P. ¿Hasta qué punto va a contribuir a mejorar la situación actual de unas redes de distribución agobiadas y generalmente sobredimensionadas?
R. Nosotros tuvimos el acierto de reestructurar la red de concesionarios en los noventa, no para sanearla porque entonces se vendían bien, sino para adaptarla a las posibles fluctuaciones del mercado. En la historia del automóvil en España, esta no es la primera crisis, y tampoco es la peor. Fueron más duras las de 1985 y 1992. Porque las redes estaban menos preparadas, estaban sobredimensionadas para los momentos bajos. Sobre todo, desde el punto de vista humano. Eran más familiares y menos profesionales que hoy. Y nos basamos en tres principios: localización, capitalización y futuro. Había alrededor de 200 concesionarios y hoy tenemos 80. Después de cuatro años de crisis y con un mercado que es el 40% de lo que era, no ha caído ninguna concesión de las que seleccionamos porque estaban capitalizadas y con una buena gestión. Y con los mismos niveles de calidad. Fue un acierto. Pensábamos en una elasticidad del 20%, arriba o abajo, pero no del 60% de caída.
P. Con el efecto psicológico del PIVE parece haberse reanimado la guerra comercial entre las marcas.
R. La situación no es diferente de la que había antes del plan. Yo no sé el esfuerzo que realizaban otros fabricantes, pero en nuestro caso, en Dacia no hacíamos nada de promoción. Y con el Clio, que anunciamos que saldría sin ofertas, ahora sí que las tendrá y el plan nos va a ayudar en el lanzamiento porque entra toda la gama. Pero no hemos variado el presupuesto.
P. ¿Puede ayudar el plan a ampliar la cuota de mercado sacrificando rentabilidad?
R. Las empresas estamos para ganar dinero y la cuota de mercado es quizás la medalla que se ponen algunos ejecutivos, pero es algo que a mí no me interesa. Dicho eso, es cierto que Renault ha ganado un 0,2% respecto al año pasado y Dacia, un 0,6%. Pero para nosotros, la prioridad fundamental es alcanzar el presupuesto previsto, me da igual la cuota.
P. ¿Cuándo podrá hablarse de una recuperación real del sector en España?
R. Es difícil saberlo, como lo prueba el que todos los gurús se hayan equivocado hasta ahora. El Gobierno está tomando medidas duras, que afectan sobre todo a las clases medias, que deberían venir acompañadas con planes de estímulo de la economía y con más facilidades de crédito. Ahora, se habla mucho de emprendedores, pero ¿cómo vas a emprender si no tienes un euro? En este negocio hace falta financiación. Es una cadena de préstamos. En los últimos años, lo que hemos visto es que las pólizas se han renovado más caras y con plazos más cortos. Esa es la realidad.
P. Es una ventaja importante, entonces, para las marcas contar ahora con una financiera propia.
R. Efectivamente, es importante tener una financiera, aunque también trabajamos con otras entidades. Nosotros estamos financiando el 60% de lo que vendemos y aprobamos el 80% de las operaciones que nos presentan y, a pesar de lo que podría parecer, el índice de morosos es muy pequeño. Al principio de la crisis hubo un bache importante, pero desde hace dos o tres años ha subido mucho la financiación, y hemos cerrado muchísimas operaciones.
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