Resucitar coches para convertirlos en eléctricos, como hace Renault, o transformar modelos existentes en vehículos de cero emisiones, como hacen algunos restomods, es algo que divide opiniones en la comunidad del motor. Hay quienes ven en ello un sacrilegio, mientras que otros consideran que es una manera de darles una segunda vida en un mundo cada vez más restrictivo con la combustión.
Nissan se encuentra en el segundo grupo y lo ha demostrado presentando algo que hubiera sido muy difícil de imaginar hace unos años: un Nissan GT-R R32 completamente eléctrico.
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Ryozo Hiraku, ingeniero de motores eléctricos de Nissan y líder del proyecto, explica: “Me preguntaba si dentro de 30 años (en 2055 o más) los propietarios de esta increíble máquina todavía podrían comprar gasolina y disfrutar conduciéndola. Vi la ventaja de utilizar tecnología eléctrica y digital para replicar el atractivo del R32 GT-R para que las generaciones futuras puedan experimentarlo”.
Por eso, el enfoque fue el de mantener el R-32 intacto desde el punto de vista estético, sin nada que a simple vista denotara que ahora funciona con baterías.
La carrocería está pintada en un color de fábrica, el Gun Grey metalizado, se han instalado llantas de aleación de 18 pulgadas y cinco radios, y se ha aprovechado lo que antes era la tapa del depósito para colocar en ella la toma de carga del deportivo.
Sin embargo, su apartado mecánico ha tenido que experimentar una gran cantidad de cambios para adaptarse a la naturaleza eléctrica.
La mecánica del Nissan GT-R R32 eléctrico
El más importante, como es lógico, es el trasplante de motor. En lugar del bloque de gasolina 2.6 biturbo original, ahora cuenta con un par de motores, uno asociado a cada eje, cada uno siendo capaz de desarrollar 218 CV y 340 Nm de par. Aunque por separado pueden tener un gran rendimiento, el objetivo de Nissan es el de no superar el del GT-R de gasolina, que entregaba 280 CV y 353 Nm.
El sistema se alimenta de una batería de 62 kWh, que se ha tomado prestada de un Nissan Leaf Nismo RC02 y va colocada donde antes estaban los asientos traseros.
Estos nuevos componentes hacen que el peso del deportivo sea 370 kilos mayor, lo que ha obligado a instalar una suspensión Nismo con una configuración específica, así como ha incorporar unos frenos con discos de mayor diámetro mordidos por pinzas monobloque que originalmente pertenecían a un Nissan GT-R R35.
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