Las posibilidades del segmento de los todocaminos parecen no tener fin y, cuando las compañías han abierto la variedad de vehículos de este tipo hasta límites insospechados, siempre hay hueco para algo nuevo. En este caso se trata de un superdeportivo sobreelevado que, además, es eléctrico: el GFG Style Kangaroo.
Se trata de una propuesta bastante peculiar, que busca combinar las cualidades de los deportivos, como su dinamismo y rendimiento, con las de los SUV, a la hora de salir del asfalto y presentar una mayor distancia libre al suelo.
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Su diseño bebe claramente de la primera vertiente, presentando unas proporciones de lo más atléticas, con un afilado frontal con enormes entradas de aire que optimizan la aerodinámica, una silueta bastante baja y una zaga minimalista.
Seguramente el punto más destacado dentro de esta faceta son las puertas, con apertura en forma de élitro, pero que además emplean un sistema de alas de gaviota para las pequeñas secciones del techo sobre las cabezas de los ocupantes.
Aunque a simple vista cueste apreciar su cara off-road, algo que a priori solo se aprecia en sus descomunales llantas de 22 pulgadas, lo cierto es que cuenta con un sistema de suspensión ajustable que permite elegir entre tres modos, cada uno con una distancia al suelo diferente: Racing (140 milímetros), Road (190 milímetros) y Off-Road (260 milímetros). Como punto de referencia, la altura libre al suelo de un Mercedes Clase G es de 241 milímetros. Los ángulos de entrada y salida no son los de un todoterreno, por descontado, pero el GFG Style Kangaroo no tendría problemas para enfrentarse a un camino de tierra bacheado.
Todavía más interesante es que opta por un sistema de propulsión 100% eléctrico. Una batería de 90 kWh alimenta a los dos motores, uno acoplado a cada eje, que entregan 517 CV de potencia en total. Acelera de 0 a 100 km/h en 3,8 segundos, tiene una velocidad máxima de 250 km/h y su autonomía homologada es de 450 kilómetros por carga.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.