El futuro de la automoción parece difuso, pero en los últimos años se han empezado a perfilar algunos de los derroteros por los que discurrirá a medio y largo plazo. Las mecánicas eléctricas, la conducción autónoma y la movilidad compartida parecen los tres pilares sobre los que se asentará el mundo del motor y, por ello, no es de extrañar que los fabricantes tradicionales de automóviles den pasos en esas tres direcciones. En el Salón del Automóvil de Ginebra, Volkswagen han presentado una propuesta que aúna las tres: el Volkswagen Sedric.
Con un nombre derivado de ‘Self-Driving Car’, se trata de un modelo de coche, prototipo todavía, con nivel cinco de autonomía. O, lo que es lo mismo, en él no hará falta ningún tipo de interacción humana para que circule.
De hecho, ni siquiera será posible, ya que no existe un puesto de conducción al uso, ni volante, ni pedales ni nada por el estilo. Su interior está diseñado como una suerte de minisalón con cuatro plazas (opuestas dos a dos) en el que los ocupantes podrán hacer de todo excepto conducir. Con comandos de voz se podrá decir a Sedric dónde se quiere ir y este analizará la ruta avisando de posibles atascos o problemas, facilitando caminos alternativos en caso de necesidad.
Llama la atención la “llave” del coche, que en realidad es un controlador con un único botón (se denomina OneButton, en un alarde de originalidad) que sirve para, al presionarlo, llamar al vehículo y que acuda a donde se encuentre el propietario. En él se indica el tiempo de espera hasta su llegada.
Hasta ahí su uso como vehículo privado (en el que también podrá actuar con asistente personal realizando tareas como llevar a los niños al colegio), pero la marca afirma que la idea es utilizar el Volkswagen Sedric también como un vehículo de movilidad compartida e incluso para formar flotas de transporte autónomo.
No hablaríamos de un coche del futuro si no emplease una mecánica eléctrica, que en este caso combina un propulsor de unos 130 CV situado en el eje trasero con una batería situada a lo largo del suelo. La autonomía prometida es de 400 kilómetros.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.