Con cerca de cuatro metros de longitud –el Suzuki se queda en 3,84–, estos cuatro utilitarios ofrecen ya el espacio interior de muchos modelos compactos tipo VW Golf de hace 10 años. Pero el Polo y el Ibiza están un escalón por encima por su mayor anchura y espacio para las piernas en las plazas traseras. El Suzuki es el más corto, pero aprovecha muy bien el espacio y resulta correcto delante e incluso más amplio que el Fiesta detrás.
Y es que, aparte de tener unos asientos delanteros pequeños que no recogen bien el cuerpo, sobre todo en personas corpulentas, el Ford es también el más justo atrás. Las diferencias en los maleteros no son tan claras y, al margen de las cifras oficiales, el Seat y el VW vuelven a imponerse en nuestras mediciones, con el Suzuki y el Ford bastante cerca y muy igualados entre ellos. Además, todos se pueden ampliar plegando el respaldo en dos partes (60/40) y no incluyen de serie la rueda de repuesto, solo el kit antipinchazos.
Ninguno destaca por su presentación interior, porque, al contrario que otros utilitarios de generaciones anteriores, ahora llevan salpicaderos de plásticos duros y paneles de las puertas más básicos. Pero el Polo y el Ibiza transmiten más solidez y destacan por su funcionalidad. Y el primero añade también un ambiente algo más cuidado en detalles como el volante, la instrumentación y la pantalla. El Fiesta adopta un estilo más alegre y moderno, aunque con ajustes algo inferiores. Y el Swift es el menos refinado a la vista, pero está casi a su nivel.
En la sonoridad destaca el aislamiento mecánico de sus motores de tres cilindros, que dejan sentir el sonido y algunas ligeras vibraciones a bajo régimen cuando se empieza a acelerar. Pero mientras en el Ford desaparecen al subir de revoluciones, en los demás se siguen dejando notar. Por último, todos tienen suspensiones cómodas que filtran, pero el Fiesta resulta algo más cómodo cuando se viaja en autopista.
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