Un conductor espera a que el semáforo se ponga en verde, avanza y, tras revisar el entorno, entra en una intersección. Sin saberlo, acaba de cometer una infracción que, en el peor de los casos, le puede costar cientos de euros.
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Esta imagen es habitual en las grandes ciudades, donde los atascos son frecuentes y los conductores, con prisa por avanzar, a menudo, entran en intersecciones que están congestionadas.
Para entrar en una intersección, debe estar despejada: no basta con que el semáforo esté en verde. Es lo que ocurre con las ‘cajas amarillas’ o ‘cuadrícula de reserva’: son una serie de líneas amarillas entrecruzadas pintadas en el suelo, generalmente en los cruces.
El significado de las líneas amarillas entrecruzadas
El objetivo de esta señal es mantener el flujo de tráfico y evitar el bloqueo de cruces. Indica a los conductores que no deben entrar en la intersección si existe la posibilidad de quedarse parado dentro de ella, obstruyendo la circulación.
Únicamente podrán entrar en el cruce si pueden atravesarlo completamente sin detenerse. Incluso si un semáforo está en verde o si se tiene derecho de paso, no se debe avanzar hacia la intersección si el tráfico está congestionado y existe el riesgo de quedar inmovilizado en ella.
Multas en España y en el resto de Europa
No respetar esta norma supone cometer una infracción grave que, según la normativa de la Dirección General de Tráfico (DGT), está sancionada con una multa de 200 euros. En Francia, esta infracción poco conocida conlleva una sanción de 135 euros, pero si el caso se lleva ante los tribunales, puede ascender a 750 euros.
En París, los responsables de tráfico han implementado un sistema de videomultas para combatir esta infracción. Y es que, además de empeorar la circulación en zonas concurridas, no respetarla se traduce en riesgo de colisiones o en carriles de emergencia y pasos de peatones invadidos.
En el Reino Unido, por su parte, también han apostado por el mismo sistema específico que hay en España: líneas amarillas entrecruzadas que advierten de la presencia de una intersección que todos los conductores deben respetar.
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Desde que aprendió a hablar y escribir, una de sus pasiones siempre fue contar todo lo que pasaba a su alrededor. Hizo las maletas y cambió Zaragoza por Madrid para estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Antes de graduarse, el mundo del motor se cruzó en su camino… y nunca lo ha abandonado.