Los neumáticos son un elemento esencial en la seguridad del automóvil y, cuando están en mal estado, son los responsables de buena parte de los accidentes. Y, aunque estén en buenas condiciones de desgaste y presión de inflado, siempre pueden sufrir un pinchazo o un inoportuno reventón.
Según un reciente estudio de la aseguradora Cleverea, en España cuatro de cada diez conductores no saben proceder ante este tipo de incidencia, que requiere desmontar la rueda dañada y sustituirla por una de repuesto o por la de emergencia.
Antes de cambiar la rueda
Lo primero que tiene que hacer un conductor al notar que una rueda se ha pinchado o ha perdido presión es buscar cuanto antes un lugar seguro donde detenerse. Es preferible abandonar la carretera y estacionar en algún aparcamiento o área de servicio cuya superficie sea plana y sin pendientes.
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Pero si no es posible encontrar un sitio idóneo en las cercanías, el coche deberá permanecer sobre el arcén, fuera de la calzada y evitando los lugares más peligrosos que dificulten la circulación o con poca visibilidad como las curvas o los cambios de rasante.
Lo siguiente será señalizar debidamente la presencia del vehículo mientras permanezca detenido. Para ello, se pueden utilizar todavía los triángulos de emergencia, vigentes hasta 2026, pero la DGT ya recomienda usar la luz de emergencia V16 que los sustituirá a partir de esa fecha.
Rueda de repuesto y de emergencia
Una de sus principales ventajas es que la nueva luz de emergencia se puede colocar en el techo del vehículo con facilidad sacando el brazo por la ventanilla y gracias un soporte magnético, sin necesidad de bajarse como cuando se disponen los triángulos.
Una situación especialmente peligrosa en los coches averiados que provoca no pocos accidentes por atropello. Sin embargo, tampoco habrá que olvidar ponerse el chaleco reflectante y encender los pilotos de emergencia del coche para avisar lo mejor posible a los demás usuarios de la vía.
Asimismo, el conductor tiene que conocer los elementos que lleva en el coche para afrontar este tipo de avería, que dicho sea de paso es una de las más frecuentes. Y para hacerlo será necesario que en el maletero disponga de una rueda de repuesto en buenas condiciones y con la presión correcta de uso. O en su caso, una de emergencia, que son más finas y solo sirven para llegar hasta un taller a velocidad moderada.
Aunque también es más frecuente que los coches lleven solo un kit de reparación que incluye un producto sellador y un pequeño compresor de aire. Una solución que solo sirve para taponar de forma provisional pequeños pinchazos.
La herramienta necesaria a bordo para cambiar una rueda consistirá en un gato elevador, una llave de tuercas de la medida correcta a las de la llanta y, en algunos coches dotados de tuercas antirrobo, un adaptador para poder manipularlas con la llave.
El imprescindible gato o cric
A continuación, y siempre teniendo la máxima precaución en cuanto a señalizar nuestra posición mediante los triángulos o la luz V16, las intermitencias de emergencia del coche y portando siempre el chaleco reflectante, deberemos proceder por pasos y en el siguiente orden a la sustitución de la rueda pinchada por la de repuesto.
Lo primero será inmovilizar el vehículo, con el motor parado, mediante el freno de mano y engranando la primera velocidad. En caso de estar de viaje, será mejor vaciar el maletero para poder acceder con mayor facilidad a la rueda de repuesto y a la herramienta, además de aligerar el vehículo para poder elevarlo con más seguridad.
Y antes de hacer esto último, es recomendable aflojar un par de vueltas las tuercas de la rueda (siempre en sentido contrario al movimiento de las agujas de un reloj) después de haber retirado el embellecedor de la llanta, en caso de llevarlo.
Siempre resultará más fácil hacer esta operación con las cuatro ruedas apoyadas en el suelo que cuando el coche esté levantado sobre el gato de emergencia, también conocido como cric.
El apriete en orden cruzado
Si las tuercas están muy apretadas y se resisten, la opción es girarlas apoyando el pie con todo el peso del cuerpo sobre la palanca. Y, una vez sueltas, colocar el soporte del gato en los espacios previstos en los laterales del chasis para a continuación elevar la rueda pinchada del suelo. Bastará hacerlo lo suficiente para poder quitar del todo las tuercas de sujeción, retirarla y colocar la de repuesto introduciéndola en su eje.
Después habrá que proceder a la inversa, colocando de nuevo las tuercas, apretándolas, pero no del todo, hasta que la rueda quede bien sujeta y alineada con las demás. Tras hacer descender el coche hasta que la rueda sustituida descanse sobre el suelo, y ya retirado el gato, se procederá a apretar del todo las tuercas.
Es conveniente hacerlo en orden cruzado, alternando las que estén en situación opuesta, para que la rueda quede bien alineada. Y también hay que asegurarse de que el último apriete sea lo suficientemente enérgico para que no se puedan aflojar durante la marcha.
Las ruedas de ‘galleta’
En caso de disponer de una rueda de emergencia, o también conocidas como de ‘galleta’, se procede de igual forma que con la de repuesto. Son más estrechas y ligeras que las normales y, una vez instaladas, su uso es provisional. Solo sirven para salir del paso y llegar a una velocidad máxima de 80 km/h hasta un taller donde poder reparar la rueda normal.
Como recomendación general, se debe siempre circular con los neumáticos en buen estado y cambiarlos antes de que su dibujo llegue al límite legal de su desgaste (1,6 milímetros). También hay que vigilar periódicamente la presión de inflado.
Todo lo anterior evitará los pinchazos y los reventones, y garantizará el agarre del vehículo sobre el asfalto durante los desplazamientos por la ciudad o la carretera.
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Cuatro décadas informando sobre el mundo del motor y probando coches de todas las categorías. Después de trabajar en diversos medios especializados (Velocidad, Auto1, Solo Auto, Motor 16, Car and Driver, EcoMotor...), ahora en Prisa Media para seguir cubriendo la actualidad en plena revolución tecnológica del automóvil.