¿Con qué frecuencia se recomienda lavar el coche?

No se trata sólo de una cuestión estética: limpiar el automóvil también ayuda a conservarlo en un mejor estado y evitar averías.

Frecuencia lavar coche
Hay que valorar aspectos como el uso o las condiciones climáticas.

Limpiar el coche no es una cuestión solo de pulcritud, también es algo que hay que hacer para que el automóvil no se estropee. La acumulación de suciedad, dependiendo del tipo que sea, puede acabar dañando diversos componentes del vehículo, por lo que conviene limpiarlo con regularidad. Ahora bien, ¿con qué frecuencia se recomienda lavar el coche?

Es una respuesta a la que es difícil dar una respuesta, puesto que cada caso es un mundo, pero en términos generales hay que acogerse al dicho de “ni tanto, ni tan poco”. Dejar que la suciedad se acumule en el automóvil puede ser tan malo como lavarlo demasiado, puesto que los productos de limpieza también pueden acabar afectando al vehículo.

Así, el consenso general está en que conviene lavarlo cada 15 días aproximadamente. Eso, teniendo en cuenta que éste se encuentre en unas circunstancias relativamente neutras en cuanto a humedad o suciedad en el ambiente.

Con esta periodicidad se evita que las manchas o el polvo acaben agarrándose de más en la carrocería y los plásticos, mientras que tampoco es una frecuencia demasiado alta como para que los lavados excesivos puedan causar daños, además del coste que supone llevarlo al autolavado o al lavado a presión de manera constante.

Sin embargo, limpiarlo cada menos tiempo o cada más es algo de que depende de las circunstancias concretas en las que se encuentre el vehículo.

Factores a tener en cuenta

Para empezar, no es lo mismo tener el coche aparcado a la intemperie que guardarlo en un aparcamiento cerrado, en el que estará mucho más protegido de los elementos.

También es otro factor importante la frecuencia de uso del vehículo. Aunque simplemente estando parado acumulará suciedad, lo hará de manera más rápida si se usa habitualmente, pues se manchará con el humo de escape de otros vehículos, con la basura que haya en la carretera, etc.

Además, el color juega un aspecto clave. Hay colores que son menos sucios, como por ejemplo los tonos plateados, en los que a simple vista no se ve tanto la acumulación del polvo, mientras que en tonalidades oscuras como el negro es más evidente.

Dos situaciones en las que la frecuencia debe ser mayor

A todo esto se suma le hecho de que hay algunos escenarios en los que, por conservación del automóvil, hay que lavarlo más a menudo.

El primero es en el caso de vivir en la costa. La humedad es algo que afecta negativamente al vehículo, pero todavía peor es la incidencia del salitre, que puede hacer que aparezca óxido en las partes metálicas, así como causar más daños de lo habitual en la carrocería. Eliminarlo es importante, por lo que es buena idea acortar la frecuencia de lavado del coche.

El segundo es en zonas frías donde haya nieve, pero no por ésta, si no por la sal que se echa en las carreteras para evitar el hielo, que puede dañar el vehículo.

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