La propuesta del Ministerio del Interior de rebajar la tasa de alcoholemia a 0,2 gramos de alcohol por litro de sangre (0,10 mg en el alcoholímetro), acogida con agrado por las asociaciones de víctimas, tendrá una consecuencia implacable en caso de aprobarse: no se podrá beber nada antes de conducir, probablemente ni una copa de vino.
Porque ¿qué cantidad de bebida se transforma en una tasa de 0,2 gramos, es decir, 0,10 miligramos en un litro de aire espirado en un alcoholímetro? Aunque la respuesta depende de muchos factores, los conductores, en la práctica, deberán evitar el alcohol: el riesgo de dar positivo a poco que se consuma (más allá de las implicaciones en la conducción) es muy elevado.
“Lo estamos trabajando seriamente. Es una discusión para la que la sociedad está madura y es un compromiso del ministerio abordar este debate porque nos parece muy importante el alcohol en la conducción”, subrayó este jueves el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en un desayuno informativo organizado en Madrid por Nueva Economía Fórum.
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Independientemente de las cifras, nadie debería ponerse al volante después de haber bebido lo más mínimo: una investigación publicada en 2020 en The Journal of Physiology reveló que los niveles de alcohol, incluso muy por debajo de los límites legales, reducen el seguimiento ocular de los estímulos visuales. Es decir: el cerebro percibe peor la realidad y, en consecuencia, empieza a fallar la coordinación motora.
Partiendo de ese punto, las variables que afectan a la tasa de alcoholemia son unas cuantas, por lo que dos personas que beban igual no alcanzarán (muy probablemente) la misma tasa. Y una persona dará resultados diferentes bebiendo lo mismo en dos días distintos.
En una investigación de ese mismo año de la Universidad de Granada, que evaluaba la influencia del alcohol en la visión de los conductores, los participantes alcanzaron un nivel medio de alcohol en aire espirado de 0,18 mg/l después de beber 300 mililitros de vino –el equivalente a dos copas–, y solo el 17,5% de ellos alcanzó el límite legal para conducir en España (0,25 mg/l). Si se rebaja la frontera a 0,10 miligramos, la mayoría estarían fuera de la ley.
Después de tomar 450 mililitros de vino (tres copas), el promedio fue de 0,30 mg/l, tres veces más del límite que la DGT se propone establecer. La muestra del estudio, publicado en Scientific Reports, era de solo 40 individuos, por lo que no permite establecer conclusiones definitivas, pero deja ver que las consecuencias del alcohol dependen de la edad, el sexo y el peso de las personas.
Factores que influyen en la alcoholemia
En una ponencia disponible en la web de la Federación de Nutrición, el catedrático de Nutrición Jordi Salas menciona asimismo varios factores que intervienen en la metabolización del alcohol:
- Cantidad y velocidad de consumo. El hígado metaboliza el alcohol a razón de aproximadamente una unidad de bebida estándar (unos 100 mililitros de vino o 30 de whisky, por ejemplo) por hora.
- Comida. Los alimentos reducen la absorción de alcohol, pero no cambian la cantidad de alcohol
absorbido o los efectos por exceso del alcohol. - Peso corporal. Las personas que pesan menos sienten los efectos del alcohol más rápido.
- Sexo. El alcohol afecta a las mujeres más rápido que a los hombres debido a su tamaño corporal más pequeño, menor contenido de agua corporal y menor cantidad de la enzima hepática ADH, que metaboliza el alcohol.
- Edad. Los adultos mayores procesan el alcohol más lentamente, sienten sus efectos más rápidamente y, a menudo, están tomando medicamentos que pueden interaccionar con el alcohol.
- Salud. Los problemas de salud aumentan la sensibilidad a los efectos del alcohol.
- Medicamentos. Las etiquetas de los medicamentos pueden incluir advertencias sobre posibles
interacciones con el alcohol.
¿Una copa de vino dará positivo?
Con tantas variables en juego, resulta difícil pronosticar el resultado de una prueba en el alcoholímetro, pero la DGT ofrece una tabla con la que es sencillo hacerse una idea muy aproximada.
Las cifras están expresadas en miligramos por litro de aire espirado, que es la unidad de medida utilizada reflejada en los alcoholímetros, así que todo lo que pase de 0,25 mg/l está fuera del límite legal actual (0,15 para conductores noveles o profesionales). Si se aprueban el cambio, parece casi imposible quedarse por debajo de 0,10 mg/l.
La intención anunciada por Interior (ministerio del que depende la DGT) es consecuencia de las numerosas peticiones que las asociaciones de víctimas y fundaciones del ámbito de la seguridad vial han elevado a Tráfico, ahora que el organismo prepara una reforma del Reglamento General de Circulación. La propia entidad abrió en junio la fase de audiencia e información pública de un real decreto que ya prevé una rebaja de los límites a 0,20 gramos por litro, pero solo para conductores noveles y profesionales.
El límite del alcohol actual que impone la DGT
Después de las numerosas peticiones, ese endurecimiento de los límites podría hacerse extensivo a todos los conductores. En la actualidad, la tasa máxima permitida es de 0,50 gramos de alcohol por litro de sangre (0,25 miligramos en el alcoholímetro); para profesionales y noveles, el límite es de 0,30 gramos (0,15 miligramos al soplar en un etilómetro).
Con esta posible modificación, Tráfico se propone que la sociedad entierre el concepto de “consumo moderado” y asuma que “solo cero tiene cero consecuencias”, tal y como dice el lema de la última campaña de concienciación de la DGT.
Detrás del 29% de los siniestros mortales en España aparece el consumo de alcohol como causa principal, según los datos que maneja la DGT, solo por detrás de las distracciones (31%) y con ventaja sobre los excesos de velocidad (23%). En campaña de vigilancia más reciente, Tráfico sancionó cada día a más de 500 conductores que habían consumido drogas o alcohol.
Satisfacción de las asociaciones de víctimas
No faltan las voces críticas contra esta medida, pero la propuesta de Interior se ha recibido bien entre las víctimas de siniestros viales. En declaraciones a Efe, la directora de la Asociación de Lesionados Medulares (AESLEME), Mar Cogollos, se ha mostrado “satisfecha” con la iniciativa anunciada, ya en vigor en otros países europeos.
Por su parte, el presidente de la Asociación DIA de Víctimas de Accidentes, Francisco Canes, apoya “sin reservas” que se reduzca la tasa de alcohol para conducir. “Hablamos de salvar vidas”, añade la presidenta de STOP Accidentes, Ana Novella. “Es necesario recurrir a las sanciones si las campañas de concienciación no dan los resultados esperados”, ha añadido.
“Prima el interés recaudatorio más que la seguridad de las carreteras”, sostiene, en cambio, la Asociación Española de Consumidores, que detecta “afán recaudatorio” en el anuncio de la DGT de bajar la tasa máxima de alcohol. “Creemos que se podría poner directamente a cero para no provocar malos entendidos. Esto implicaría la seguridad de que no beber alcohol conduciendo es la única fórmula para evitar ser sancionado”, ha señalado la organización en una nota.
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Periodista especializado en seguridad vial. Editor y redactor de El Motor desde 2016. Empezó a escribir de fútbol en 1998 en Diario 16 y ha trabajado en varios proyectos de Prisa Media desde 2000. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, es autor de ‘Aquí no se rinde ni Dios’ (2020).