La dana que ha azotado España en las últimas horas ha dejado a su paso ríos desbordados, carreteras destrozadas y numerosos heridos. Además, tres personas han resultado muertas y otras tres han desaparecido.
Al margen de los daños personales que se suelen producir en estas circunstancias, los vehículos pueden verse especialmente afectados por las lluvias torrenciales.
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Numerosos usuarios de redes sociales han compartido imágenes los efectos de la lluvia en sus coches, con daños en la carrocería y en las lunas. Muy a menudo resulta imposible poner a resguardo los vehículos, como por ejemplo, en los garajes que se inundan.
¿Qué dice el seguro?
En circunstancias como estas, además, los automovilistas quedan en parte desamparados. Las compañías de seguro no se hacen cargo de las indemnizaciones ante catástrofes naturales.
En ciertos casos, esa responsabilidad corresponde al Consorcio de Compensación de Seguros (CCS), que admite reclamaciones ante determinados fenómenos naturales, pero tampoco todos.
Se contemplan inundaciones, embates del mar, vientos superiores a 120 km/h, tornados o terremotos. Por el contrario, se ven excluidas las nevadas, el hielo y las granizadas. Al no responder ante ellos ni las pólizas generales ni tampoco el consorcio, será el propietario del vehículo dañado quien deba asumir directamente los costes de las reparaciones necesarias.
La única salvedad al respecto aparece en las pólizas a todo riesgo, las que cubren los daños del vehículo propio. No es así en todos los casos, así que habrá que consultar el enunciado de cada contrato para conocer qué respalda exactamente la póliza.
Pólizas a todo riesgo
Considerando la relativa frecuencia con la que las danas se registran en algunas zonas de España (y las consecuencias fatales que desencadenan a veces en los vehículos), es aconsejable decantarse por la oferta de una compañía que ofrezca esta protección.
Interesarse por esta cobertura en concreto en el momento de contratar una póliza de todo riesgo es la mejor forma de evitar un importante revés económico más adelante.
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