Explica la Dirección General de Tráfico (DGT) que no todos los accidentes son iguales. Razón por la que las lesiones que el conductor y sus acompañantes pueden sufrir cambian dependiendo de si ha sido una colisión frontal o lateral, un alcance o un vuelco. Una de esas consecuencias es el inevitable efecto ‘bolsa de papel’.
Centrando el foco en las colisiones frontales, en este tipo de accidentes es habitual que los ocupantes del coche se desplacen hacia delante. Si no tenían puesto el cinturón de seguridad seguirán su trayectoria hasta que impacten contra algún elemento que frene su movimiento. Además, dependiendo de la fuerza del impacto, es posible, incluso, que salgan despedidos hacia el exterior del vehículo.
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La lesión de la bolsa de papel
Si el conductor y sus acompañantes estaban protegidos por el cinturón de seguridad, entrarán en acción otros factores como la presencia del airbag. Sea como sea, el desplazamiento que sufrirán puede ser de dos tipos: por encima o por debajo del volante.
Dependiendo de ello, las consecuencias serán diferentes. Si se mueven hacia abajo y por debajo del volante, se produce el conocido efecto submarino. Si lo hacen al contrario, hacia arriba y por encima del volante, puede llegar la inevitable lesión de la bolsa de papel.
Explica la DGT que se produce cuando el conductor, como mecanismo reflejo defensivo, hace una inspiración profunda y guarda el aire anticipándose al accidente. Si, finalmente, recibe un impacto en el tórax, se puede producir el estallido de los pulmones, al igual que se rompe, tras un manotazo fuerte y rápido, una bolsa de papel inflada.
Los efectos de un accidente frontal
No es el único efecto que puede tener lugar. También se suelen producir traumatismos craneoencefálicos derivados del impacto de la cabeza contra el parabrisas, el marco, el pilar delantero, el volante o el retrovisor.
Son frecuentes, asimismo, las fracturas en las costillas, las lesiones en los órganos situados en el tórax, las abdominales (debido al impacto del volante u otros elementos o, simplemente, por la fuerza de aceleración) y las cervicales, ya que la columna vertebral puede absorber parte de la energía del impacto.
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Desde que aprendió a hablar y escribir, una de sus pasiones siempre fue contar todo lo que pasaba a su alrededor. Hizo las maletas y cambió Zaragoza por Madrid para estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Antes de graduarse, el mundo del motor se cruzó en su camino… y nunca lo ha abandonado.