Millones de vehículos han contado desde hace décadas con una rueda de repuesto, hasta que hace unos años algunos fabricantes decidieron prescindir de ella por razones de peso y espacio, sobre todo en los modelos más deportivos del mercado. A partir de ahí, se ha ido eliminando progresivamente este elemento que, por otro lado, no es obligatorio en el vehículo.
El mayor problema al que se ha enfrentado todas las ruedas de repuesto en la última década, incluso las de emergencia (también denominadas de galleta) ha sido el poco sitio para ellas del que han ido disponiendo en los últimos años. El caso más extremo es el de los híbridos y eléctricos, ya que las baterías se comen el hueco antaño destinado a esta rueda.
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Las ruedas de repuesto también han sido sustituidas paulatinamente por neumáticos ‘run-flat’, que en caso de pinchazo permiten al vehículo seguir rodando —siempre a velocidades inferiores a 80 km/h— hasta que el neumático pueda ser sustituido. Otras marcas se han decantado por los kits antipinchazos. Estos últimos, aunque son sencillos de manipular, tienen ciertos parámetros que se deben conocer.
¿La DGT obliga a llevar rueda de repuesto?
Antes de nada, hay que aclarar que la ley no impone específicamente llevar una rueda de recambio… pero casi. Lo que hace el Reglamento General de Vehículos es dar a elegir: en los turismos es obligatorio contar con “una rueda completa de repuesto o una rueda de uso temporal, con las herramientas necesarias para el cambio de ruedas, o un sistema alternativo al cambio de las mismas que ofrezca suficientes garantías para la movilidad del vehículo”.
Incumplir este artículo de la norma se puede traducir en una multa de 200 euros, así que conviene contar con una solución para un posible pinchazo.

Tipos de juegos antipinchazos
Cuando se adquiere un vehículo nuevo, es necesario echar siempre un vistazo al manual del usuario para conocer dónde se encuentran los diferentes elementos. En este caso, se debe comprobar el lugar en el que la marca guarda el kit antipinchazos. Normalmente, se suele ubicar bajo la bandeja del maletero, pero puede variar en cada marca.
Los kits antipinchazos de la gran mayoría de las marcas disponen de un bote con espuma o resina selladora y de un compresor. Pueden ser de dos tipos:
- Manual: el bote de resina selladora se conecta directamente a la válvula del neumático. Posteriormente, mediante un tubo, se vacía el contenido en el interior de la rueda. Por último, se desconecta el tubo de la válvula y se procede a hinchar la rueda con el compresor.
- Automático: en este caso, el bote de espuma selladora se conecta al compresor de aire. Este, a su vez, se acopla a la válvula del neumático. Al iniciar el compresor, este se encarga de introducir tanto la espuma como el aire hasta alcanzar la presión correcta.
Recomendaciones
Utilizar un kit antipinchazos no es complicado, pero para despejar cualquier duda es bueno recurrir al manual del usuario, que debe viajar siempre en el coche. En caso de comprar uno nuevo en tiendas de repuestos o comercios en internet, hay que tener en cuenta que todavía son productos caros y que la mejor opción es la del kit antipinchazos automático.
Es importante conocer que se trata de un producto perecedero, por lo que hay que comprobar su fecha de caducidad. No podría solucionar un pinchazo si en el momento que se va a usar estuviera caducado. Además, también se debe tener en cuenta que no se pueden superar los 80 km/h con una goma llena de la espuma selladora.

La mayoría de los kits antipinchazos disponen de una pegatina para pegar momentáneamente en el salpicadero —mientras se está conduciendo con una rueda reparada— en la que destaca la leyenda “Max. 80 km/h”. Además, una vez recorridos unos kilómetros con la rueda llena de espuma, es vital detenerse para comprobar que no pierda aire, ya que la seguridad de los ocupantes depende de que se haya realizado un correcto sellado.
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