Los carriles destinados a vehículos de alta ocupación, conocidos como Bus-VAO en España, suelen regirse por normas similares en distintos países: la principal exige que el coche lleve al menos dos ocupantes. Aun así, la tentación de usarlos para esquivar atascos es habitual.
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En París, las vías de circunvalación han limitado la velocidad máxima a 50 km/h y han reservado el carril izquierdo para vehículos compartidos: coches con al menos dos ocupantes, taxis, VTC, transporte público y cuerpos de seguridad.
Para lograr que los conductores respeten esta nueva normativa, han apostado por la tecnología. Los nuevos radares negros, equipados con inteligencia artificial, ya están operativos en ciudades como Lyon, Rennes o Estrasburgo. También se han instalado en tramos como la A13 entre París y Rouen, así como en la región de Alta Saboya.

¿Qué son los radares negros?
El nombre proviene del color de los dispositivos fabricados por Pryntec, una de las dos empresas encargadas de instalarlos. Tienen forma rectangular y se integran con facilidad en el entorno urbano.
Los modelos de Fareco, la otra compañía, son circulares y presentan tonos que van del gris al negro. A diferencia de los cinemómetros tradicionales, que suelen ser amarillos y miden la velocidad, estos nuevos dispositivos tienen una función distinta.
¿Cómo funcionan y qué infracciones vigilan?
Los radares negros se encargan de controlar cuántos ocupantes hay en cada vehículo. Según Pryntec y Fareco, no se pueden engañar: su tecnología distingue entre personas reales y maniquíes gracias a sistemas de infrarrojos (Fareco) y cámaras térmicas (Pryntec).
Además, incorporan un software de inteligencia artificial que analiza las imágenes del interior del coche. Funciona incluso con lunas tintadas y puede revisar vehículos que circulan a velocidades de hasta 130 km/h. La sanción por incumplir las normas del carril compartido es de 135 euros.
La instalación de estos radares se realiza a la altura del parabrisas para poder escanear los coches que usan el carril reservado. Su margen de error es inferior al 1%, lo que los convierte en prácticamente infalibles: tanto es así que 10 de estos dispositivos firmaron más de 4.400 multas entre el 2 y el 23 de mayo.
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