El llamado triángulo de seguridad activa de un vehículo lo conforman los frenos, los neumáticos y los amortiguadores. Recibe ese nombre por su influencia directa en la capacidad de frenado, estabilidad y manejo del vehículo. Todos tienen una gran importancia, pero los neumáticos son los únicos componentes del automóvil que permanecen en contacto con la carretera.
Dado que los neumáticos son el punto de contacto entre el coche y el asfalto, es esencial mantenerlos en buen estado y asegurarse de que estén en condiciones seguras para circular por la carretera. Uno de los mayores problemas en las gomas, más allá del desgaste de la banda de rodadura, son los pinchazos, ya que pueden amenazar la seguridad del vehículo.
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Tipos de pinchazos
Los pinchazos en los neumáticos son perforaciones o daños en la estructura de la goma que provocan una pérdida de aire. Estos pueden variar en su importancia y en la rapidez con la que el aire se escapa del neumático. Por eso, se dividen en dos tipos principales: rápidos o lentos.
Los pinchazos lentos son daños en el neumático de un vehículo que causan una pérdida gradual de aire. A diferencia de un pinchazo rápido, donde el neumático pierde aire de forma repentina y visible, los pinchazos lentos permiten que el aire se escape lentamente, ya sea durante días o semanas. Esto puede dificultar la detección inmediata del problema, ya que el neumático puede parecer estar en buen estado mientras se conduce, pero en realidad está perdiendo presión de manera constante.
Pinchazos lentos
El mayor problema al que se enfrenta el neumático al sufrir un pinchazo lento es la pérdida gradual de presión. El neumático se desinfla lentamente con el paso del tiempo y esto hace que tenga una difícil detección inicial, especialmente si no se revisa la presión regularmente. Entre las causas más comunes que provoca un pinchazo lento, se encuentran los pequeños objetos como clavos, tornillos o vidrios que perforan el neumático, pero que no terminan de provocar una fuga rápida.
Otra de las posibles causas de los pinchazos lentos también puede deberse a daños en la válvula del neumático o en el sellado entre el neumático y la llanta. Aunque existen señales de advertencia que avisan al conductor del problema, como la desviación del vehículo hacia alguno de los dos lados o un ruido repetitivo al llevar incrustado un objeto en la goma. Aunque en los vehículos más modernos que disponen de sensores de presión, es más fácil de anticipar, ya que avisan sobre la pérdida de aire.
Problemas y soluciones
Cualquier problema que se presente en los neumáticos puede desencadenar en un peligro para el propio coche y para el resto de actores de la vía. El mero hecho de conducir con un neumático con la presión baja, aumenta el riesgo de un reventón, lo que puede desembocar en un accidente grave. Además, las presiones incorrectas pueden causar un desgaste desigual del neumático, reduciendo su vida útil y afectando al manejo del vehículo, con lo que esto conlleva.
Para evitar estas situaciones y prevenir accidentes, es fundamental inspeccionar visualmente los neumáticos y comprobar las presiones cada poco tiempo. Además, se hace necesario reparar o reemplazar los neumáticos defectuosos, lo antes posible, para evitar riesgos mayores. En los coches más antiguos que no disponen de sensor de presión de neumáticos, se debe disponer de un medidor y una bomba de aire que pueda ayudar a monitorizar la carga y mantener la presión adecuada.
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Entusiasta del motor en toda su magnitud, preferiblemente los V12. Le dijeron que cuatro ruedas eran mejor que dos, por eso se compró otra moto. Claro que también le apasiona cuando van las cuatro juntas. Ha trabajado como creativo publicitario para muchas marcas de coches y motos e hizo la mili en esto de juntar letras en la editorial Luike.