Hay varias formas de adquirir un coche: la primera y la más tradicional, es comprarlo. Además, existen otras dos opciones: si bien en su origen el renting y el leasing hacían referencia a servicios destinados a las empresas, se abrió el abanico a los clientes particulares.
Tanto la compra definitiva como las otras dos formas de alquiler a largo plazo cuentan con sus ventajas y sus inconvenientes, aunque la opción elegida por cada usuario será la que se adecue a sus expectativas.
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Comprar un coche: ¿cuándo hacerlo?
Comprar un coche es una decisión significativa influenciada por varios factores. Es recomendable considerar comprar al final de mes, trimestre o año, cuando los concesionarios buscan cumplir metas y ofrecen descuentos. También es ventajoso aprovechar los lanzamientos de nuevos modelos, ya que se ofrecen buenos precios en modelos del año anterior. Fechas especiales como Black Friday y fin de año son ideales para encontrar promociones relevantes.
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Es importante recalcar que para adquirir un vehículo se debe de contar con estabilidad económica y buen historial crediticio para obtener mejores tasas de interés en financiamiento. En el caso de los coches usados, es una buena opción investigar las tendencias del mercado, ya que los precios varían según la oferta y demanda. En definitiva, el momento óptimo para comprar un coche depende de las promociones del mercado y de la situación personal. Estar informado y comparar opciones permite tomar decisiones acertadas y obtener la mejor oferta posible.
¿Qué es ‘renting’ y ‘leasing’?
El renting es un alquiler durante un periodo de medio y largo plazo, normalmente entre tres y cinco años, en el que una compañía propietaria del vehículo lo arrienda a cambio de una cuota mensual. Con esta fórmula, se disfruta de todas las ventajas de poseer un coche, pero sin la vinculación y los costes que acarrea ser el propietario.
Por su parte, el leasing es también un arrendamiento a medio y largo plazo, pero con la particularidad de que ofrece una cláusula para una opción de compra al finalizar el contrato. De esta manera, el cliente debe abonar una cuota de entrada y otra fija mensual, además de los gastos derivados del mantenimiento del vehículo.
Diferencias entre ‘renting’ y ‘leasing’
La diferencia más destacada entre ambas alternativas es el objeto del contrato. En el primer caso, la empresa de renting proporciona el automóvil al usuario y se hace cargo de todos los costes derivados: impuestos, mantenimiento, averías, seguro y asistencia, entre otros. Sigue manteniendo la propiedad del coche.
El contrato de arrendamiento del leasing, sin embargo, está regulado por ley y las contingencias y ventajas que supone la propiedad del automóvil son competencia del cliente. Este asume todos los derechos y obligaciones como si fuera el dueño del mismo, aunque no ejecute la cláusula de compra final.
Esta es otra de las claves: el leasing ofrece una opción de compra del vehículo al finalizar el contrato. El usuario de renting puede renovarlo o cambiar de coche a la finalización del tiempo estipulado.
¿Cuál es la mejor opción: ‘renting’ o ‘leasing’?
Si la cuestión monetaria es importante y se quiere invertir lo menos posible en el automóvil, el renting es la opción ganadora, ya que incluye todos los gastos de mantenimiento. Salvo los gastos de combustible y las multas, que sí corren por cuenta del conductor. También es el renting la mejor alternativa si no se quiere gestionar, por ejemplo, los impuestos o el seguro. Puesto que se encarga la propia empresa alquiladora.
Si, por el contrario, se necesita tener un coche en propiedad, el leasing es la mejor modalidad. Sin olvidar que, en este caso, implica hacer frente a los gastos derivados, como el mantenimiento, las averías, la asistencia en carretera… Además, el leasing es mejor si lo que se desea es amortizar el coche en un plazo largo, a partir de los 10 años.
Por último, si la prioridad es la de cambiar de vehículo cada poco tiempo para disfrutar de los últimos avances en seguridad y tecnología o de un mejor etiquetado de la DGT (con el que acceder a las nuevas zonas de bajas emisiones), la modalidad que gana es el renting.
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