Los conductores utilizan el claxon fuera de la ley y bastante más allá del límite de la salud. La ciencia estadística sostiene que sobran bocinazos, de hecho: el ruido del tráfico se encuentra entre los cuatro factores ambientales con mayor impacto en la salud de las personas y causa el 80% de la contaminación acústica de las grandes metrópolis, según concluía el Estudio del ruido elaborado en 2019 por la aseguradora DKV, la empresa de centros auditivos GAES y la entidad sin ánimo de lucro ECODES.
Uno de cada cuatro españoles está expuesto a niveles de ruido superiores al umbral establecido por la Unión Europea (55 dB durante el día y 50 dB por la noche), y tocar el claxon en exceso no ayuda, además de que en la mayoría de los casos está prohibido. Y sancionado con multa.
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El uso del claxon está regulado por el artículo 110 del Reglamento General de Circulación: “Excepcionalmente o cuando así lo prevea alguna norma de la legislación sobre tráfico, circulación de vehículos a motor y seguridad vial, podrán emplearse señales acústicas de sonido no estridente, y queda prohibido su uso inmotivado o exagerado”.
Y dentro de esa idea se engloban, ya sea por inmotivados o por exagerados, casi todos los supuestos más habituales de uso de la bocina: saludar a un conocido, avisar a otro conductor de que el semáforo se ha puesto verde, quejarse de una maniobra ajena, recriminar a un peatón que cruza en rojo, llamar la atención de quien ha estacionado en doble fila, descargar la ira en un atasco… Todo eso está prohibido.
Las tres excepciones
En realidad, la ley bendice el bocinazo en solo tres casos, recogidos en el mencionado artículo 110:
• Para evitar un posible accidente y, de modo especial, en vías estrechas con muchas curvas.
• Para advertir, fuera de poblado, al conductor de otro vehículo el propósito de adelantarlo.
• Para advertir su presencia a los demás usuarios de la vía, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 70. (Es decir, si un conductor se ve obligado a circular como servicio de urgencia. En ese caso, la bocina debe usarse de modo intermitente y combinada con las luces de emergencia).
En el resto de supuestos, silencio absoluto. Incluso existe la señal R-310 (no todos recordarán ya la autoescuela), que sirve para indicar expresamente la prohibición de tocar el claxon, y se sitúa habitualmente en zonas cercanas a hospitales o residencias de ancianos. Cuando un conductor se la encuentre en la calle por la que circula, debe obedecer la señal hasta que vea otra de fin de prohibición, salvo que necesite evitar un accidente.
Y aunque no sea la sanción más habitual, existen unos cuantos supuestos en los que un automovilista puede ser multado. Así los resume el RACE:
• Utilizar señales acústicas de sonido estridente: 80 euros
• Utilizar señales acústicas sin motivo reglamentariamente admitido: 80 euros.
• No obedecer la señal de prohibido realizar señales acústicas (R-310): 80 euros.
• Circular con un vehículo utilizando señales acústicas especiales sin tener carácter de vehículo prioritario, especial o de transporte especial: 200 euros.
• Circular con un vehículo no prioritario con aparatos emisores de señales acústicas especiales: 200 euros.
Obligatorio
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