Para muchas personas que conducen, aparcar es una maniobra difícil que se puede complicar, aún más, si el estacionamiento es en pendiente. Igual que existen trucos para llevar a cabo esta tarea, también los hay para hacerlo en un terreno inclinado.
Al estacionar cuesta abajo (y también cuesta arriba) el papel que juegan las marchas y el freno de mano es especialmente relevante, tanto para la ejecución como después, cuando llega el momento de asegurar el coche.
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¿Cómo aparcar un coche cuesta abajo? El primer paso es el mismo que cuando se estaciona en llano: situar el vehículo en doble fila a un metro de los que ya están aparcados y haciendo que coincidan los retrovisores.
Hay un truco para llevar a cabo la maniobra con seguridad: poner el freno de mano. Cuando el conductor note que el vehículo quiere avanzar para ejecutar el siguiente paso, debe quitarlo para jugar con el acelerador y el embrague pisando despacio el primero mientras se suelta el segundo.
A continuación, se debe retroceder en línea recta hasta que la mitad de la puerta trasera del coche llegue a la altura del parachoques trasero del que ya está aparcado delante del hueco disponible.
Después, el conductor tendrá que girar a tope la dirección hacia ese lado y seguir retrocediendo despacio vigilando, siempre, la trayectoria por el retrovisor o la cámara trasera.
Cuando el espejo esté a la altura del parachoques del coche aparcado, habrá que estar formando un ángulo de unos 45 grados respecto a la acera. En este punto, hay que girar la dirección hacia el otro lado y seguir retrocediendo con cuidado hasta comprobar que el vehículo está bien alineado. Y sólo quedará el movimiento final.
El truco de las ruedas y la marcha
Al aparcar cuesta abajo, el último paso no consiste en enderezar las ruedas tras accionar el freno de mano. Si el coche ha sido estacionado en el lado derecho de la calzada, el conductor tendrá que girar los neumáticos hacia la derecha: si está en la izquierda, hacia la izquierda.
Hay un motivo para ello: en caso de que el freno de mano falle, el bordillo de la acera parará el movimiento del vehículo. Finalmente, hay que meter la marcha atrás para inmovilizar las ruedas y bloquear el volante. Si se trata de un modelo automático, basta con dejar la transmisión en posición P.
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