La historia del Volkswagen Golf GTI: un mito a través de ocho generaciones

El original, el que sentó las bases: peso contenido (810 kilos), dimensiones muy compactas (3,82 metros de longitud) y motor con la potencia suficiente (1.6 atmosférico de 110 CV).

Respetó las líneas de su predecesor, pero creció en tamaño y su imagen también ganó en presencia. Aún así, su motor de 1.8 litros solo desarrollaba 112 CV, un ligero aumento respecto al modelo al que relevaba. Al final de su ciclo de vida se presentó el G60, que elevaba su potencia hasta los 160 CV.

Con la tercera generación llegaron cambios estéticos importantes, sobre todo en un frontal que abandonaba los faros redondos. Seguía el crecimiento de los motores, ahora con un tetracilíndrico 2.0 de 115 CV. En 1993 aparecerió un 16 válvulas con 150 CV.

De nuevo hubo un cambio estético palpable, con unas formas más redondeadas y un conjunto más voluminoso en general. Pero los cambios no se quedaron ahí, y es que Volkswagen presentó la oferta mecánica más amplia: los bloques de gasolina rendían 150 y 170 CV, mientras que la alternativa turbodiésel estaba disponible con 90, 115, 130 y 150 CV.

La quinta generación experimentó un cambio radical, optando por una imagen más suave, con una parrilla y entradas de aire de mayor tamaño, y unas llantas de 17 o 18 pulgadas de diseño fácilmente reconocible. Su motor, ya un 2.0 TSI, alcanzaba por primera vez la redonda cifra de los 200 CV. El Edition 30, que celebraba los 30 años del modelo, llegaba hasta los 230 CV.

Volkswagen decidió, aun manteniendo unas proporciones similares a las de su predecesor, recuperar las líneas rectas, sobre todo en la parte delantera, lo que confería al Golf GTI 6 una imagen más estilizada. También heredaba el motor 2.0 TSI tetracilíndrico, pero con un ligero aumento de potencia para llegar hasta los 210 CV. Por el 35 aniversario del nacimiento de la saga se presentó el Edition 35, que de nuevo se caracterizó por una potencia mayor a la de la versión normal, esta vez de 235 CV.

Para la séptima generación la marca estableció una línea de evolución más continuista en términos estéticos, con solo pequeños retoques en frontal y zaga. Bajo el capó escondía un bloque 2.0 TSI que en principio entregaba 220 CV y 350 Nm de par, pero que con el paquete Performance desarrollaba 230 CV.

Supuso el debut de la versión Clubsport, una vuelta de tuerca más deportiva al concepto que lucía una imagen ligeramente diferenciada (paragolpes, llantas y alerón exclusivos), pero, sobre todo, destacaba por llevar el motor hasta los 265 CV. Se convirtió en el GTI más potente de la historia.

La última generación llegó a principios de año con una imagen deportiva pero bastante sobria, salpicada de detalles como la enorme parrilla delantera o las llantas de diseño exclusivo. Emplea un motor 2.0 turbo de 245 CV y 370 Nm que se puede asociar con una caja de cambios manual o una automática.

Utiliza el mismo motor, pero potenciado hasta los 300 CV y 400 Nm. Además, se asocia en exclusiva a la transmisión DSG de siete marchas y cuenta con mejoras como la suspensión adaptativa rebajada 15 mm, el diferencial electromecánico, la dirección más directa y los frenos de mayor rendimiento.