Parecen todoterrenos, pero no lo son. Más bien se trata de turismos compactos con suspensión elevada y una silueta parecida. Los coches con esa línea están de moda, y la oferta se extiende como mancha de aceite y cubre todos los precios y tamaños.
En esta prueba se enfrentan cuatro modelos pequeños de marcas de prestigio. Son los nuevos objetos de deseo y representan lo mismo que los Golf GTi en los años ochenta y noventa o los Audi A3 a principios de siglo. Se impone el Range Rover Evoque por un solo punto. Y se comparan versiones con motor turbodiésel, cambio manual (seis marchas) y tracción delantera 4×2, las más asequibles y demandadas por los clientes, que en su mayoría buscan la imagen sólida y la mayor altura de estos coches pero sin tracción 4×4, porque no piensan salir del asfalto.
Conclusión
El Evoque sale más caro, pero es mejor. Tiene una imagen con presencia, un interior más amplio y cuidado, el mejor maletero y un confort superior. Pesa más y corre menos, pero suficiente. El Audi y el Mercedes igualan. El Q3 ofrece una conducción muy fácil y segura, es más práctico para llevar tres adultos atrás y ha gastado menos. El GLA es muy atractivo por fuera y por dentro, y viene muy completo en seguridad, pero está peor aislado y le falta espacio atrás. El Mini es más pequeño, aunque destaca por su agilidad y se aparca mejor. Tampoco está bien aislado, pero es el más asequible.
La llegada del Mercedes GLA no impide que el Evoque renueve su dominio, aunque por la mínima. Mantiene esa imagen imponente que le hace parecer más coche que sus rivales, aunque lo acusa en el peso, que penaliza un poco sus prestaciones. Pero aunque sale más caro que sus competidores, ofrece un interior más desahogado y cuidado, un maletero mayor y un equipo de serie más completo. El Range se vende en carrocerías cinco puertas y cupé o tres puertas (1.100 euros más) con dos turbodiésel: 2.2 de 150 y 190 CV (desde 35.200 y 41.300). Y hay un 2.0 Si4 (turbo) de 240 CV en gasolina (45.200).
El GLA se queda a un punto del Evoque. Acaba de salir y comparte la base del Clase A vestida con una silueta todoterreno. Tiene menos altura de lo normal y un estilo muy deportivo, y parece un turismo con suspensión alta. Pero su diseño penaliza el espacio de las plazas traseras. Destaca por su equipo de serie en seguridad y es muy agradable de conducir, aunque el motor resulta algo ruidoso. Se vende con dos versiones turbodiésel: 200 CDi de 136 CV (desde 31.150 euros) y 220 CDi de 170 CV (36.900). Y hay un 250 de gasolina y 211 CV (39.400).
El Q3 empata con el Mercedes y prima más la funcionalidad que la estética. El único Audi fabricado en España es sencillo y discreto por fuera y sobre todo por dentro, pero ofrece una calidad notable. Resulta muy agradable de conducir y muy práctico, porque es el mejor dotado para llevar tres personas atrás. Y tiene la gama más completa: dos turbodiésel 2.0 TDi de 140 y 177 CV (desde 31.540 y 38.880 euros) y cuatro TFSi de gasolina: 1.4 de 150 CV (30.140), 2.0 de 170 y 211 CV (35.160 y 41.390) y el 2.5 RS de 310 CV (62.830).
El Countryman es la versión campera del Mini. Mide algo menos que los otros tres y aparca mejor en ciudad. Y aporta el estilo de sus hermanos y una gran agilidad. A cambio, es menos habitable como familiar y tiene un maletero peor, pero se vende a precios más asequibles. El utilitario de BMW incluye cuatro versiones de gasolina: One de 88 CV (desde 21.750 euros), Cooper de 122 CV (24.300), Cooper S de 190 CV (29.400) y JCW de 218 CV (31.450). Y hay tres turbodiésel: One D de 90 CV (22.900), Cooper D de 111 CV (25.400) y Cooper SD de 143 CV (29.400).
Conducción
La base de cada modelo condiciona lo que transmiten al conducirlo. Mientras el Audi y el Range están concebidos como todocaminos, el Mercedes y el Mini son en la práctica dos turismos con suspensión elevada.
El más equilibrado es el Q3, que resulta muy fácil y agradable de conducir. Tiene unas reacciones nobles y previsibles, y obedece con docilidad a lo que se ordena en el volante. El eje delantero entra muy bien en las curvas y el trasero va sobre raíles. Y aunque la carrocería balancea algo más, como el Mercedes, tiene una buena amortiguación y transmite confianza y aplomo. Los otros tres presentan personalidades muy marcadas. El Evoque es más alto y voluminoso y acusa más las inercias, pero, curiosamente, obedece al instante al entrar en las curvas y la zaga ayuda a redondear los trazados. A pesar de la imagen, sorprende por su deportividad y eficacia, pero es el más nervioso de reacciones cuando se acerca a sus límites y exige más técnica al conductor.
El Mini se comporta parecido al Range, pero con menos peso y altura. Destaca por su agilidad, porque entra muy bien en las curvas y la zaga ayuda a trazar, pero exige mover el volante lo justo para que no se muestre nervioso. El Mercedes es el que se parece más a un turismo, porque es el más bajo de los cuatro. Y aunque apenas se inclina en las curvas, tiene una amortiguación más suave y tiende a oscilar verticalmente, como si flotara un poco. Y aunque se agarra bien, es el menos ágil.
Las prestaciones son muy parecidas y más que suficientes, pero el Evoque se queda un poco por detrás. Tiene un motor 2.2 de 150 CV con cambio manual de seis marchas, como los otros, y es elástico en ciudad y viaja con soltura. Pero como pesa 200 kilos más que el Q3 y el GLA y 300 más que el Mini, lo acusa en las subidas y recuperaciones. Los demás corren casi igual. El Audi y el Mini tienen motores 2.0 de 140 y 143 CV, respectivamente. El primero ofrece una respuesta suave e impecable desde apenas 1.600 vueltas y se estira sin desfallecer hasta 4.500. El otro responde casi igual con los mismos rangos de uso. Por último, el Mercedes muestra una personalidad diferente. Equipa un 2.2, como el Evoque, pero con 136 CV, y la unidad de pruebas llevaba el cambio automático 7G-Tronic de siete marchas. Así, responde desde 1.700 vueltas, pero lo hace con más fuerza que los demás por el empuje del turbo. En cambio, a partir de 3.700 se estanca y sube menos de revoluciones, y no resulta tan agradable y refinado.
Los cuatro frenan bien, pero el Evoque acusa más el peso y necesita más metros. Y al igual que el Mini, tiene reacciones más nerviosas en el eje trasero en frenadas de emergencia al límite. En cambio, el Range ofrece una calidad de conducción superior a los demás, tanto por su posición de conducción, alta y muy deportiva, como por el tacto de los mandos. Y su exquisitez se disfruta. El Audi y el Mercedes van muy bien, y el Mini es menos refinado.
Vida a bordo
Aunque por fuera parecen más voluminosos, el espacio interior es similar al de los turismos de su tamaño. Los cuatro tienen unas plazas delanteras bien resueltas, pero el Range da más sensación de amplitud y hace sentirse en un coche superior. El Audi resulta muy agradable, y el Mini y en especial el Mercedes parecen más un turismo que un todocaminos.
En las plazas traseras hay más diferencias. El Range sigue siendo el más desahogado, al menos en anchura, aunque no lo aprovecha a fondo. Tiene más espacio a la altura de los hombros y es cómodo para dos adultos, pero como el respaldo y la banqueta no llegan hasta la puerta, cuando viajan tres pasajeros, los de los lados van incómodos. El Audi, en cambio, es algo más estrecho, pero lo optimiza bien. Atrás tiene más espacio para las piernas que los demás, y solo el respaldo de la plaza central resulta algo duro. El Mini es el más estrecho y se queda muy justo para tres adultos atrás, pero el peor es el Mercedes. Ofrece más anchura atrás que el Mini y puede alojar bien a dos adultos. Pero si viajan tres personas, las de los lados tocan en los pilares del techo, porque la carrocería se cierra hacia dentro en la zona superior.
El Range tiene también los mejores huecos: bolsas más grandes en las puertas, un cofre mayor en el apoyabrazos delantero… Y el mejor maletero, con un doble fondo oculto bajo el piso. Los del Audi y el Mercedes son similares, y el del Mini se queda justo, aunque incluye un cofre debajo muy práctico. Todos se amplían abatiendo el respaldo trasero por partes, pero, como llevan la zona superior del portón muy inclinada hacia delante para estilizar la figura, apenas se gana nada al quitar la bandeja y cargarlos hasta el techo.
El Evoque impone su presentación interior y calidad de acabado, con un aspecto sólido y mejores materiales que transmiten más presencia. El Mercedes es moderno, vistoso y muy aparente por dentro, con una instrumentación atractiva, la consola central con las salidas de aire metalizadas y una pantalla central tipo iPad. Y contrasta con la austeridad el Audi, pero éste tiene unos ajustes y una calidad de materiales muy buenos que compensan su aspecto apagado. Y es muy ergonómico: todo está donde se espera. El Countryman mantiene el estilo inconfundible de la marca y su aire retro actualizado, con los relojes redondos y las palancas que identifican a los Mini.
Todos son cómodos para viajar, pero el Range está por encima, con una altura y una sensación de dominio superiores. Las suspensiones filtran todo con solidez, es el mejor insonorizado y no cansa nada: viaja como si se deslizara de puntillas sobre el asfalto. El Audi y el Mercedes también resultan cómodos en carretera, pero con matices. El primero es tan silencioso como el Evoque, pero con una posición de conducción muy erguida que no gustará a todos. El GLA tiene un motor más ruidoso de lo deseable y el Mini resulta algo más seco de suspensión y le penaliza una sonoridad aerodinámica y de rodadura mejorables.
Imagen y diseño
Territorio Evoque. Pocos diseños marcan una época en su categoría y éste es uno de ellos. Reinterpreta el ADN inconfundible del Range en un formato más pequeño manteniendo toda su clase y estilo con un aire más moderno y deportivo. Y el interior prima la solidez, pero es práctico, original y refinado.
El Mercedes también seduce por fuera y muestra una personalidad elocuente que rejuvenece la marca. Destaca el frontal, con mucho carácter, y la silueta baja y afilada, que remacha su deportividad. El Mini también muestra un estilo propio muy definido e inconfundible, pero con formas muy cuadradas y algo pesadas. Y por dentro sigue siendo original, aunque con una instrumentación menos legible y ergonómica. Por último, el Audi aporta una imagen algo anodina e impersonal en la que lo mejor es la fuerza de la parrilla. Y por dentro busca la elegancia en la sencillez, aunque termina resultando demasiado simple y apagado.
Seguridad
El equipo de seguridad es bastante completo. Todos vienen de serie con seis airbags, ABS, control de estabilidad ESP y sensor de presión de ruedas. Pero el Mercedes añade un sensor de fatiga y un airbag de rodilla (conductor), como el Range. El comportamiento dinámico es seguro, pero el Q3 resulta más fácil y noble en las curvas, por delante del GLA. El Mini y el Range resultan algo más nerviosos de reacciones.
Consumo
El Audi se ha mostrado más eficiente y ha gastado casi un litro menos en la prueba. Consume algo más de seis en conducción suave y apenas llega a ocho en ciudad y estirando las marchas.
Los otros tres han gastado prácticamente lo mismo: casi siete litros a ritmos tranquilos y en torno a 8,5 en ciudad y cuando se apura más el cambio.
Las emisiones de CO2 son ajustadas, pero solo el Mercedes evita el impuesto de matriculación: 119 g/km. El Mini sube a 122 g/km, el Range a 133 g/km y el Audi a 137 g/km.
Precios y equipamiento
El Mini es algo más pequeño y tiene precios más asequibles: desde 29.400 euros. El Mercedes sube a 31.150, casi como el Audi, que cuesta 31.540. Y el Range explota su éxito: la versión equivalente a los anteriores exige pagar 35.200 euros, un sobreprecio importante.
El equipo de serie es correcto, aunque el Audi viene más justo. Junto a los sistemas de seguridad, todos llevan aire acondicionado, ordenador de viaje, equipo de música con mandos en el volante (210 euros en el Q3), llantas de aleación (16 pulgadas en el Audi, 17 en el Range y el Mini, y 18 en el Mercedes), cuatro elevalunas y retrovisores eléctricos… El Mercedes suma los sensores de faros, y el Audi también los de lluvia, opcionales en los otros. Pero el Mini y el Range son más completos, porque añaden climatizador, control de crucero y botón de arranque. Y domina el Evoque, que compensa en parte su sobrecoste y ofrece sensores para aparcar, asiento del conductor eléctrico (longitud) y tres años de garantía (uno más y sin límite de kilómetros) con asistencia 24 horas y coche de sustitución.
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