Al contrario que otras marcas, Peugeot empezó su ofensiva eléctrica desde abajo, con un e-208 que se ha hecho hueco en el mercado y ya se ha hecho mayor, no solo por pasarse a las mayúsculas (ahora se llama Peugeot E-208), sino porque ha sumado una nueva versión que mejora en todo a la ya existente. Está disponible desde 40.550 euros, a los que se pueden descontar 7.000 euros con el Plan Moves.
La marca francesa ha aprovechado la actualización del utilitario (4,05 metros de largo) para incorporar esta variante, aunque restringida al acabado GT, el superior de la gama, con lo que deja claro que es la versión más deportiva que se puede adquirir del modelo.
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En líneas generales es perfectamente reconocible, pero presenta retoques destacados aquí y allá. En el frontal la parrilla está integrada en el mismo color que la carrocería, los faros son Full LED y en la parte inferior están presentes las luces diurnas en forma de tres garras. En la vista lateral se aprecian las llantas de 17 pulgadas, exclusivas de la versión, como también lo son las molduras en negro brillante de los pasos de rueda. La zaga también presenta cambios respecto al modelo saliente, con unos pilotos que pasan a tener una firma lumínica en forma de tres líneas horizontales.
Es un coche que entra por los ojos, especialmente en el acabado superior, y que sabe llamar la atención gracias a algunos de sus colores exteriores disponibles, como el Amarillo Agueda que es de serie.
Un interior característico en el que todo está a mano
De unos años a esta parte, el puesto de conducción de los Peugeot es uno de los elementos capitales que diferencian a los modelos de la marca francesa de la competencia.
El denominado como i-Cockpit presenta una configuración única con un volante de reducidas dimensiones y achatado en sus extremos superior e inferior, que se sitúa por debajo del cuadro de instrumentos. Se trata de algo único que divide opiniones, pero que a efectos prácticos, con una altura de 1,84 metros, favorece la línea de visión a la información y el no tener que apartar la vista de la carretera.
Esto algo especialmente notable en el acabado GT, puesto que el cuadro digital, de 10 pulgadas y completamente personalizable, tiene un efecto 3D que ayuda a mostrar la información en varios niveles y a jerarquizarla de manera clara.
A su derecha, una pantalla táctil también de 10 pulgadas permite una navegación rápida entre los menús, aunque un punto extra a su favor son los botones analógicos situados en la parte inferior, a modo de teclas de piano, que permiten un acceso rápido a las principales funciones del sistema.
En este nivel de equipamiento no faltan elementos como el cargador inalámbrico para smartphones, la luz ambiental con ocho tonos, molduras que simulan el carbono en la parte superior del habitáculo y unos asientos de corte deportivo con suficiente apoyo lateral para recoger bien el cuerpo.
El maletero alcanza los 309 litros, capacidad que se ve mermada por la batería, puesto que en las versiones térmicas llega hasta los 352 litros.
Más potencia, más autonomía
Aunque se sigue vendiendo la versión de 136 CV de potencia (asociada a los acabados Active y Allure), la novedad es la llegada de una variante de 156 CV y 260 Nm que no solo actúa como versión de mayores prestaciones, si no que, además, por la configuración de su batería de 51 kWh de capacidad, también logra una mayor autonomía: 400 km.
El aumento de rendimiento del sistema se nota, pero a la hora de la verdad puede rodar tanto con la potencia como con el par limitados en sus modos de conducción:
- ECO: 80 kW y 210 Nm
- Normal: 100 kW y 240 Nm
- Sport: 115 kW y 260 Nm
Ya desde el primero, centrado en la eficiencia, ofrece una respuesta rápida, en parte gracias a que ‘solo’ pesa 1.455 kilos. La entrega de par y potencia es inmediata, así que no tiene problemas en salidas, mientras que cuando es necesario un empujón extra, basta con hundir el pedal del acelerador para que el sistema interprete la demanda y entregue todos los caballos incluso aunque esté activa el modo Sport.
Por tamaño, peso y configuración de chasis el Peugeot se mueve con soltura en carreteras reviradas, con mucha aplomo y decisión en los cambios de dirección.
La prueba tuvo lugar a lo largo de unos 150 kilómetros, entre carreteras secundarias y autopista, que no son dos escenarios precisamente benevolentes para los cero emisiones. A un ritmo alegre dentro de las velocidades legales, el Peugeot E-208 registró un consumo medio de 16,9 kWh cada 100 kilómetros, una cifra bastante buena si se tiene en cuenta que en ciclo mixto homologa 14,4 kWh/100 km.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.