Un todocamino con enormes ambiciones entre los 4×4

La tercera generación de este modelo de la marca coreana destaca por su solvencia y competitividad en el segmento de los todoterrenos.

Me encantaría que mis pruebas de coches fueran siempre como la de este Hyundai Santa Fe: diez días de utilización en muy variadas condiciones y recorriendo más de cuatro mil kilómetros… Obviamente, resulta imposible pero sería el mejor modo, sin duda, de llegar a conocer con tanto detalle un producto como lo he hecho con la tercera generación del todocamino coreano.

Se trata del 4×4 superior de su gama (a la espera del lanzamiento de su derivado Grand Santa Fe) y esa condición se aprecia desde el primer instante. Su estética es agradable, muy en línea con otros productos de la marca, y sus formas cargadas de dinamismo, incluso con cierta deportividad. Es un coche grande, de casi 4,70 metros de longitud, con lo que su empaque no desentona frente a otras propuestas de marcas premium y, además, facilita que la habitabilidad sea una de sus principales cualidades.

En efecto, una vez en el interior del Santa Fe encontramos un coche amplio y un ambiente muy cuidado. Materiales de buena calidad, un equipamiento completísimo y disponibilidad de hasta siete plazas, con dos auxiliares traseras. Sin utilizar estas últimas, el maletero es muy generoso y la posibilidad de desplazar la banqueta de la segunda fi la de asientos permite incluso incrementarla sin necesidad de renunciar a esas butacas. Un coche de este estilo debe ser necesariamente diésel (excepto que se sea directivo de una petrolera) y el CRDi de 2,2 litros elegido por Hyundai es perfecto, con potencia más que suficiente y unos consumos que, sin ser bajos, son asumibles en un vehículo de sus dimensiones y peso.

El conjunto, por tanto, es muy convincente como puede comprobar conduciéndolo durante esos miles de kilómetros en todo tipo de vías y situaciones: desde un uso urbano (en la ciudad su tamaño ya no es tan ventajoso, aunque gira bien gracias a la asistencia de su dirección) a autovías a buena velocidad, pasando por carreteras reviradas e incluso fuera del asfalto. Mi conclusión es que se trata de un todocamino muy equilibrado, quizá no resulte sobresaliente en ningún aspecto pero sí saca una nota alta en casi todos; la dirección es demasiado asistida y resta precisión aunque sin llegar a ser preocupante, mientras que las suspensiones absorben bien las irregularidad del terreno y sirven para minimizar los balanceos de una carrocería voluminosa. En definitiva, un excelente coche para todo y que no defrauda en nada.









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