Hay quien asegura que Subaru es una marca para entendidos en automóviles… y no les falta razón. Sus productos no suelen entrar en la elección de compra de muchos automovilistas y quizá sea por desconocimiento, ya que cualidades para convencer atesoran tantas como las que encontramos en su todocamino Outback.
El diseño es quizá lo menos convincente de este modelo. Ni mucho menos es un coche feo, pero es cierto que no produce el mismo efecto estético que la mayoría de sus rivales naturales. Superadas la reticencias que puede provocar un estilo tan japonés, nos encontramos un vehículo de talante familiar con muchas ventajas: es amplío, con un buen maletero, cómodo, bien equipado en la mayoría de sus versiones, seguro y noble de reacciones.
Mecánicamente recurre a un motor bóxer (de cilindros en paralelo) turbodiésel, no tan refinado como otros del mercado pero de buen rendimiento y consumos asumibles. Además, la tracción total es un complemento ideal para pequeñas incursiones fuera del asfalto.
Espacioso y confortable. Es un coche con un interior amplio y cómodo, ideal para satisfacer las necesidades de espacio en un uso familiar, incluyendo un buen maletero.
Calidad con sobriedad. El equipamiento es muy completo, tanto de confort como de seguridad, y los acabados de calidad japonesa: correctos pero un tanto sobrios.
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