Alternativas diferentes. El BMW y el Volvo llevan mecánicas 2.0 turbodiésel de 190 CV, y el Alfa, un 2.2 de 210 CV. El Lexus equipa un híbrido con dos motores, gasolina y eléctrico, que suman 197 CV. Los primeros equipan cambios automáticos de ocho marchas accionables en el volante, y el japonés, un sistema de engranajes con una sola marcha, como el variador de los escúteres, aunque permite reducir con levas desde el volante. Además, incluyen varios modos de conducción para adaptar la respuesta: Eco, Normal, Sport… Y aunque no están pensados para el campo, todos llevan tracción 4×4 (eléctrica en el Lexus) y permiten recorrer pistas de tierra, siempre con el cuidado y los límites que exige su ajustada altura al suelo.
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El Alfa reúne el mejor conjunto y hace valer su mayor cilindrada y potencia, y también su menor peso, para ofrecer una respuesta y prestaciones superiores, tanto al acelerar y adelantar como en recuperaciones. Le sigue el BMW, y algo detrás, el Volvo, penalizados por las medidas excesivas de sus ruedas, que acusan el brío en las marchas largas, y al modelo sueco también su peso excesivo. Pero sorprende el Lexus, que, como todos los híbridos de Toyota, nota la lentitud de respuesta del cambio, pero en la práctica se acerca a las prestaciones del X3 y el XC60, aunque solo una vez lanzado, y en parte porque era el único con ruedas de serie. En realidad, el NX 300h tiene dos caras, una muy agradable y eficiente en ciudad, con una respuesta suave y silenciosa, y otra en carretera, donde es refinado y placentero a ritmos suaves y a punta de gas, pero más lento y perezoso si se le pide potencia en subidas y al adelantar: acusa el cambio, que patina y chilla un poco al acelerar sin ganar velocidad en la misma proporción.
El comportamiento transmite sensaciones parecidas. El Alfa es el más ágil y deportivo, con una dirección rápida que obedece muy bien, balanceos comedidos y reacciones eficaces que hacen disfrutar su estabilidad, sobre todo en zonas viradas. El BMW es también muy sólido y consistente, y aunque filtra mejor, se siente algo menos ágil en curva y más pesado de reacciones que el italiano. Le sigue el Volvo, el más pesado, aunque no lo parece: tiene un tacto de mandos muy suave, pero con reacciones más lentas y mayores balanceos a la entrada de las curvas. Y sobre todo, con una dirección mejorable que no transmite lo que sucede entre las ruedas y el asfalto. El Lexus busca más el confort que la eficacia, con reglajes de suspensión más blandos que otorgan reacciones más lentas y reducen la agilidad. En autopista apenas se aprecia, pero cuanto más virado y sinuoso es el trazado, más invita a bajar el ritmo.
Todos frenan bien, pero el BMW para en algún metro menos. Y tanto el Stelvio como el X3 y el XC60 ofrecen una calidad de conducción sobresaliente, aunque con diferencias. El Alfa porque permite disfrutar mucho su dinamismo, el BMW por precisión y consistencia, y el Volvo por su tacto exquisito y refinado. El Lexus es el más agradable en ciudad y el menos gratificante en carretera para quienes disfrutan al volante.
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