Basado en la quinta generación del Suzuki Swift que llegó en 2017, la versión Sport es ya la tercera de este tipo que comercializa la marca japonesa y representa la máxima deportividad de la gama. De él se derivarán los coches preparados para el próximo campeonato monomarca de la Copa Suzuki.
Las diferencias del Sport respecto al resto de los Swift pueden apreciarse a simple vista en sus llantas de 17 pulgadas, parrilla en “nido de abeja”, faldones de la carrocería, alerón posterior y un color amarillo de carrocería que es nuevo y específico para esta versión (también pueden elegirse los otros seis que ya se ofrecían en la gama).
Otros cambios que no se notan es que es un poco más largo debido a los elementos aerodinámicos. Por dentro, un cuadro de instrumentación deportivo, volante de cuero y asientos envolventes lo distinguen de las versiones más convencionales.
Respecto al anterior Swift Sport, el modelo actual marca aún mayores diferencias. Más ancho y 20 milímetros más largo entre ejes, ahora el Sport es un cinco puertas (antes tres) y está homologado para cinco plazas en lugar de las cuatro anteriores, lo que aporta mayor versatilidad al pequeño deportivo. Sigue midiendo lo mismo de largo, conteniéndose en los 3,89 metros y manteniéndose como un ágil y práctico coche urbano.
Bajo el capó de su nueva carrocería, el anterior motor 1.6 atmosférico ha dado paso al 1.4 Turbo estrenado en el Vitara S de 2016. Sus 140 CV mejoran los precedentes 136, pero donde más se notan los beneficios de la alimentación es en el par motor que sube de 160 Nm hasta 230 Nm, mejorando radicalmente la respuesta del Suzuki a bajo y medio régimen. Algo a lo que también ha contribuido un importante aligeramiento del Swift Sport, que pierde en esta generación 80 kg para quedarse en solo 975 kg.
Sensaciones de conducción
No hace falta hacer muchos kilómetros para darse cuenta de los importantes progresos de esta nueva generación del pequeño deportivo. Acertadamente puesto a punto de suspensiones, dirección, cambio (disponible solo manual con 6 velocidades) y frenos, su ligereza, estabilidad y enérgicas respuestas del motor aportan sensaciones y diversión a cualquier velocidad y sobre cualquier tipo de carretera. Sin llegar a ser explosivo en su aceleración o comportamiento, y controlado por sus ayudas electrónicas bastante permisivas, el Swift Sport se deja querer en conducción deportiva.
Sin embargo no reniega de su condición de coche práctico. Su mejorada habitabilidad y unos consumos que oficialmente declaran 5,6 l/1oo km (pueden alcanzar los 10 litros en conducción deportiva), permiten utilizar el vivaracho Suzuki de forma cotidiana para desplazamientos urbanos o interurbanos. La única pega en desplazamientos de cierta distancia a buen ritmo es una autonomía restringida por una capacidad del depósito de gasolina limitada a 37 litros.
La comodidad y seguridad a bordo ha dado igualmente un salto cualitativo dotándose de un amplio equipo de serie. Regulador de velocidad inteligente, frenado de emergencia con detección de peatones automático, alerta de fatiga del conductor, alerta de cambio de carril y sistema de navegación completan una dotación que equiparan al Swift Sport a una categoría superior.
El Suzuki Swift Sport llega para animar aún más a un pequeño grupo de coches ciudadanos, pequeños y prácticos que además aportan una marcada personalidad deportiva. Menos radical y que el minúsculo Abarth 595 (3,66 m/145 CV/19.795 €), el Suzuki Swift (3,89 m/140 CV/19.370 €) tiene como rivales a los Ford Fiesta ST Line (4,06 m/140 CV/19.795 €), Seat Ibiza FR (4,05 m/150 CV/21.120 €), Peugeot 208 GTI (3,97 m/208 CV/21.400 €) y Renault Clio RS (4,09 m/200 CV/22.160 €).
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