El Ferrari Testarossa es uno de los deportivos más carismáticos de los años ochenta. Sobre todo por su gigantesca mecánica: un motor de cinco litros y 12 cilindros, situado en posición central longitudinal.
Pues bien, un taller británico llamado Electric Classic Cars, se ha atrevido a cambiar este brutal motor de combustión por uno eléctrico, y más concretamente por el de un Tesla. De ahí su curioso y original nombre: Ferrari Teslarossa.
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El problema de diseño del Ferrari
El diseño del Testarossa, concebido por Pininfarina, ofrecía una solución ingeniosa al desafío de la colocación de los radiadores en los laterales del motor.
Estos elementos necesitaban aire fresco para su adecuado funcionamiento, pero las regulaciones de seguridad impedían la presencia de grandes aberturas en la carrocería para evitar consecuencias adversas en caso de colisión. ¿La solución? Uno de los diseños laterales más impresionantes de la historia de la automoción.
En el Teslarossa, el modelo modificado, desaparece el motor de combustión, pero como ahora se ubica la batería, la refrigeración de las tomas de aire laterales todavía se utilizan. Eso sí, han fabricado unos radiadores a medida para encajar detrás de esas tomas.
Un peso similar
El motor de combustión, la transmisión y el depósito de combustible se han retirado y se han sustituido por la batería y el motor eléctrico.
Se quitaron 684 kilos de peso retirando el motor, la caja de cambios, el sistema de combustible, los tubos de escape y otros líquidos que no eran necesarios.
Luego, se sumaron 635 kilos incluyendo el pack de baterías, el motor, los radiadores, el sistema de carga y el convertidor de corriente continua. Además, se añadieron alrededor de otros 50 kilos en otros sistemas como la bomba eléctrica del aire acondicionado y otros elementos.
Como consecuencia, el peso final era el mismo que el original, pero con un mejor equilibrio entre los ejes delantero y trasero y un centro de gravedad más bajo, haciendo que su manejo fuera mucho mejor que el del original Ferrari.
Por otro lado, la carrocería del Ferrari Testarossa era de aluminio, a excepción del techo y el capó, que se fabricaron en acero. Estos elementos se han mantenido inalterables, ya que este taller solo se dedica a cambiar el tren motriz y el chasis.
Fulgurantes prestaciones
Con estos cambios, el Teslarossa es bastante más potente y rápido que el Testarossa original. Y es que la potencia del motor de combustión, de 390 CV, se queda pequeña en comparación de los 600 CV del coche transformado.
Además, la disminución de peso también cuenta a la hora de ofrecer unas prestaciones muy mejoradas. Así, de los casi 6 segundos en acelerar de 0 a 100 km/h con el V12, ha pasado a parar el crono en solo 4,5 segundos con sus componentes eléctricos.
Su batería tiene una capacidad de 60 kWh, y puede cargar a 7 kW en corriente alterna y hasta a 150 kW en corriente continua.
Lo que no está muy conseguido es la autonomía, ya que solo puede cubrir unos 240 kilómetros entre cada recarga. Con la velocidad de carga admitida, en menos de media hora estará recuperada por completo. Y eso significa también que no cuesta tanto alimentar este motor respecto al de gasolina original, que tenía un consumo medio de casi 19 l/100 km.
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