El BMW más espectacular y caro se llama M8

Un cupé grande, bajo e imponente, con 625 CV y un arsenal tecnológico al servicio del dinamismo: es el modelo que admite mayores ajustes mecánicos del mercado.

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Foto: BMW

Respuesta del motor, rapidez del cambio automático, tacto de la dirección, dureza de las suspensiones, reparto de la tracción 4×4, sonido del escape y hasta la sensibilidad del freno. Son los elementos que el conductor del nuevo BMW M8 Competition puede configurar a su gusto para hacer al coche más cómodo o más deportivo. En total, son 19 opciones diferentes, que convierten a este supercoche en el modelo del mercado que posibilita mayores ajustes.

Pero la espectacularidad del M8 empieza con el diseño, porque es el modelo que aporta una de las imágenes más imponentes del catálogo actual; sigue también por su calidad y contenidos, porque rezuma sofisticación y tiene el precio más elevado del fabricante, y se completa con la mayor cantidad de tecnologías enfocadas a la conducción. Viene de serie con cambio automático de ocho marchas, tracción 4×4, suspensión electrónica y una excelente dotación de equipamiento.

Se trata de un cupé del tipo Gran Turismo, exclusivo y de alta factura, que combina las prestaciones de los deportivos de gran calibre con el confort, refinamiento interior y equipamientos de las berlinas grandes. Mide 4,87 metros de longitud e incluye 2+2 plazas y un maletero de 420 litros, y, aunque llega a 1.960 kilos (con conductor), su motor 4.4 V8 biturbo de 625 CV mueve el peso como si fuera la mitad y el chasis, repleto de soluciones técnicas avanzadas, puede otorgar el confort deseable para viajar o la eficacia que se requiere para rodar en circuito.

Es un automóvil con múltiples personalidades, aunque incluso en los modos más deportivos, guarda un punto de comodidad. Un M4, por ejemplo, tiene una respuesta más rabiosa, una pisada más rígida y sensaciones menos filtradas, que el conductor percibe con mayor claridad.

El aspecto del BMW M8 es tan imponente como sus prestaciones. Foto: BMW

El precio: 192.500 euros el Coupé y 200.500 el Cabrio. En España se venderá con el paquete Competition incluido de serie, que entre otras cosas introduce varios elementos de fibra de carbono en la carrocería. Compite con modelos similares como los Aston Martin DB11, Bentley Continental GT, Lexus LC y Mercedes AMG Clase S Coupé.

Su imagen es imponente. Bajo, ancho y musculoso, con mucho genio. Es uno de esos automóviles que atrapa las miradas y no pasan inadvertidos. Las llantas, las inserciones en fibra de carbono y otros detalles refuerzan el carácter del coche, aunque restan también un punto de elegancia frente a las versiones convencionales.

El interior

Atmósfera exquisita, por acabados y materiales. La instrumentación y la pantalla central reciben menús específicos, pero se puede echar en falta una imagen más diferenciada frente a otros BMW (X5, Serie 3…) y algo más de espacio en las plazas traseras, que solo valen para niños o adultos en trayectos cortos.

Puede incluir todos los equipamientos imaginables, con los dispositivos más sofisticados en confort, comunicación, seguridad y hasta acabados personalizados (el cliente decide), a través de la división de pedidos especiales BMW Individual.

En cuanto a sus prestaciones, acelera de 0 a 100 km/h en 3,2 segundos (3,3 el Cabrio), de 0 a 200 en 10,6 (10,8 el abierto) y sigue empujando hasta los 250 km/h. Aunque, con el paquete M Driver’s, se elimina el limitador electrónico y llega a 305 km/h (opcional por 3.130 euros). El motor aporta un empuje demoledor, aunque también sedoso, desde el ralentí hasta el tope de vueltas.

El comportamiento

La tracción 4×4 tiene tres posiciones: 4WD, que refuerza la estabilidad; 4WD Sport, que envía más fuerza al eje trasero para potenciar la agilidad y permite descolocar ya el coche de atrás, y 2WD o propulsión trasera, que desactiva el control de estabilidad DSC y solo se recomienda para circuitos o pistas cerradas, porque con 625 CV los derrapajes pueden ser casi constantes.

La dirección a las cuatro ruedas altera también el comportamiento, y así como en el modo Comfort favorece la manejabilidad, en el Sport se inclina por potenciar la agilidad a velocidades bajas y medias, y la estabilidad al rodar a ritmos elevados. Se nota claramente cómo actúa el eje trasero, en mayor o menor medida.

Además, se puede modificar también el tacto de los frenos: en Comfort el pedal resulta algo blando, aunque muy recomendable para el uso diario, y en el Sport pasa a ofrecer una sensación más firme y directa, más práctica para la conducción deportiva. Si se va a rodar con el M8 en circuito, resulta imprescindible montar los discos carbocerámicos opcionales, que resisten mejor el uso continuado (11.240 euros).

El cambio de ocho velocidades (de convertidor de par) aúna suavidad y rapidez, y cuenta con tres posiciones diferentes, que aumentan la rapidez al insertar las marchas aunque también la brusquedad. Pero apenas se aprecia, y en todas parece veloz y refinado.

El conductor puede memorizar dos bloques de ajustes en los botones de color rojo que integra el volante, y seleccionarlos a voluntad cuando desee, en lugar de tener que ajustar uno a uno.

Versión descapotable

El Cabrio comparte todas las características, salvo que es nueve milímetros más bajo y que su capota de lona eléctrica permite descubrir el interior. Tarda 15 segundos y se puede accionar en marcha hasta 50 km/h. Mantiene las 2+2 plazas, pero el maletero es más reducido (350 litros) y el peso sube por los refuerzos estructurales que compensan la ausencia de techo (2.085 kilos).

Se trata, por tanto, de un automóvil muy especial, de esos que no se depreciarán como los demás con el paso del tiempo, aumentando incluso su valor, y que terminará convirtiéndose en una pieza deseada por los coleccionistas. Además, será probablemente uno de los últimos grandes deportivos con mecánica de combustión pura, sin hibridación eléctrica, que lleguen al mercado. Otro valor añadido. Tiene un precio prohibitivo, pero es el mejor escaparate de imagen y tecnologías deportivas de BMW, la demostración de todo lo que puede ofrecer, bajo un prisma dinámico, un superdeportivo selecto del siglo XXI.

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