La realidad aumentada y virtual no solo sirve para desarrollar videojuegos cada vez más interesantes, también descubre un amplio abanico de aplicaciones que puede beneficiar, y mucho, el desarrollo de la automoción.
A través de unas gafas de realidad virtual y un coche de carreras totalmente eléctrico, Cupra desdibuja los límites entre el mundo real y el digital para crear su Exponential Experience. Este proyecto tiene dos protagonistas: unas gafas de realidad virtual que recrean diferentes circuitos de carreras al más puro estilo gaming y un Cupra UrbanRebel Racing Concept, un coche de carreras con 435 CV (320 kW).
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El equipo de Cupra Racing ha desarrollado una elaborada estructura informática, armada hasta los dientes de sensores y equipada con un sistema de comunicación bidireccional con el vehículo. Tras probar este sistema en el aeropuerto de Girona, el concepto es cuanto menos innovador y, aunque está basado en el mundo de las competiciones y del ‘gaming’, podría influir en el futuro de la producción de automóviles.
Conducir un coche real en un circuito virtual
La inyección de adrenalina que se siente a los mandos del UrbanRebel es doble. Por un lado, se conduce un coche real y las sensaciones son reales: el movimiento, las inercias del vehículo al girar, acelerar y frenar, el tacto del volante… Por otro, la inmersión en un circuito virtual genera la tensión propia de estar corriendo una carrera.
Y es que mientras se está conduciendo este coche, con las gafas colocados, todos los impulsos que llegan al conductor son totalmente reales, aunque estén creados virtualmente. Gracias al avanzado sistema de sonido de Senheiser, a través de los auriculares se perciben los sonidos del circuito mezclados con los ruidos propios del coche, como el motor y los neumáticos.
Del mismo modo, aunque se esté rodando en una trazada virtual, si el asfalto sobre el que circula el coche real está mojado o seco el vehículo se comportará de diferentes maneras. Y, a la inversa, todo lo que vaya sucediendo en el circuito digital repercutirá en el coche físico. Por ejemplo, si se consiguen los tokens que hay repartidos por el circuito o se choca contra algún elemento del videojuego, por así llamarlo, la potencia del coche se verá más o menos afectada.
Esta tecnología de interfaz bidireccional Reality Loop es la que conecta el coche físico con el circuito virtual, permitiendo que todo lo que sucede en uno de los mundos afecte en el otro y viceversa. La conexión entre las gafas de realidad virtual, llenas de sensores, con el vehículo es inmediata, por lo que la transmisión de la información se produce sin retrasos. Esta capacidad permite, entre otras cosas, eliminar el mareo que tienden a producir las gafas de realidad virtual.
Sorteando obstáculos, digitales y físicos
El desarrollo de las trazadas digitales y la implementación de estas al subirse al coche se intentan adaptar teniendo en cuenta el tipo de terreno sobre el que se va a conducir. Lo ideal es un descampado sin obstáculos, pero tras probar el coche en un área de aparcamiento del aeropuerto de Girona habilitada para ello, donde había cuatro farolas, el circuito virtual las sorteaba evitando riesgos. Eso sí, siempre con un copiloto al lado, que en este caso el embajador de Cupra Racing, Jordi Gené.
La Cupra Exponential Experience nace con las nuevas generaciones en mente: grandes consumidores de videojuegos y con una gran experiencia digital, pero con un menor interés en los coches físicos. De esta manera, se busca unir los dos mundos y, por qué no, abrir horizontes en la producción de coches de competición y de uso común.
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Graduada en Periodismo por la Universidad de Zaragoza, su primer contacto con el mundo del motor fue en los mundiales de MotoGP y Superbikes. Dio el salto al periodismo de motor hace cinco años y, desde entonces, sigue todo lo que tenga ruedas, especialmente si es made in Italy.